La asunción de un nuevo ministro siempre genera expectativas sobre la gestión por delante. Se toman en cuenta sus antecedentes, declaraciones a la prensa y primeras impresiones para imaginar el curso que tomará. Esta semana Martín Soria juró como titular de Justicia y Derechos Humanos, y si bien apenas se sentó un puñado de veces en su despacho, sus primeros pasos son ambiguos.

Por un lado, en su primera actuación pública de la nueva función, encabeza junto a Elizabeth Gómez Alcorta, ministra de Mujeres, Género y Diversidades, un conservatorio sobre cómo incorporar la perspectiva de género al Poder Judicial. Un asunto de histórico conflicto en las huestes del Derecho que, visto así, muestra a un Soria abierto al diálogo y a las nuevas demandas desde lo institucional. De paso, suma puntos ante el movimiento feminista, activo en el seno del Gobierno.

Por el otro, el nuevo ministro ataca con munición gruesa al procurador interino de la Nación, Eduardo Casal, de quien opinó ante El Destape: “Es insostenible. Un procurador interino hace más de tres años. No respeta la ley”. Además, sumó críticas a funcionarios presentes en los cuatro años de gestión de Mauricio Macri: “Jueces entrando a escondidas a Casa Rosada, fiscales entrando al despacho del expresidente y al otro día pidiendo la indagatoria de periodistas o dirigentes de la oposición. Eso no va más”. La última frase, casi como una advertencia, parece distanciarse del mismo ministro que encabeza debates de género y asevera que “no hay que generalizar” a la hora de criticar a los magistrados.

Las primeras acciones de Soria abren un espacio para preguntarse qué va a hacer, entonces, el ministro. 

Eduardo Casal, en la mira de Martín Soria.
Eduardo Casal, en la mira de Martín Soria.
La gestión que viene

Lo esperable es que efectivamente impulse como prioridad y con más tesón que su antecesora la Reforma del Ministerio Público, que modifica las mayorías para la designación y la remoción del procurador general. De esta manera lograría desplazar a Casal y reemplazarlo seguramente por el juez federal Daniel Rafecas, quien era hasta hace pocos meses la opción de la Casa Rosada. El proyecto ya tiene media sanción en el Senado. “Es el único que presentó su pliego, con lo cual entiendo que sí: es el único candidato”, avisó. 

Otra iniciativa que quedó a medio camino en el Congreso y que buscará remontar Soria es el proyecto de Organización y Competencia de la Justicia Federal, que unifica dos fueros de la Justicia Federal penal y carcomería el poder de Comodoro Py. 

Asimismo, en el mismo tono se pronostica que se pondrá a los hombros el paquete de proyectos que anunció el presidente Alberto Fernández en la apertura de sesiones de marzo. 

En primer lugar, la creación de un tribunal intermedio que tome competencias de la Corte Suprema, especialmente en cuestiones relacionadas al recurso extraordinario que posee el máximo estamento judicial del país. En segundo término, un proyecto de ley que reformule la discrecionalidad de la Corte para decidir qué casos toma y cuáles deja de lado. A su vez, Fernández lanzó como otra medida posible la modificación del funcionamiento en el Consejo de la Magistratura a la hora de elegir jueces. Y por último, la posibilidad de llevar a cabo juicios por jurados para delitos graves cometidos en el ámbito federal. 

Así las cosas, el Gobierno exigirá que Soria responda a las demandas que bajó Fernández en el Congreso y que son el leitmotiv de la vuelta al poder del peronismo. Mientras tanto, la oposición vocifera su rechazo bajo el argumento de que se busca la impunidad para la vicepresidenta Cristina Kirchner. Se necesitarán consensos. También firmeza. Habrá que ver, a la hora de los hechos, cómo se conjugarán las dos facetas del nuevo ministro de Justicia.