El "6,7,8" del presidente Mauricio Macri enfrenta su desafío más crítico: defender las políticas oficialistas pese al escenario de descontento social y a los números pesimistas que arroja el Indec, aquel ente oficial reconstruido para golpear al kirchnerismo que ahora golpea mes a mes a Cambiemos. Desde Radio Mitre, TN y América, "La barra de Cumelén” agota sus argumentos para respaldar al presidente que ayudaron a sentar en la oficina presidencial de la Casa Rosada en 2015.

En esta selección de periodistas oficialistas, el grupo Clarín y sus delegados de la radio Mitre tienen la mayoría de los representantes: Marcelo Longobardi, Jorge Lanata, Alfredo Leuco y Nicolás Wiñazki son las principales voces que defiende al oficialismo. También hay algunos outsiders al grupo Clarín: Silvia Mercado desde Infobae, Paulo Vilouta en La Red, Pablo Sirvén desde La Nación (y LN+) y Luis Majul desde la pantalla de América TV.

La estrategia utilizada parece salida de un folleto escrito por Marcos Peña: si a Macri le va mal, vuelve el kirchnerismo, aquel frente que por ahora "no deja gobernar pero tampoco puede hacerlo por su cuenta”. No se trata de ocultar los problemas de Cambiemos, sino de omitir sus verdaderas causas. Así, repiten que la inflación está bajando pero a un ritmo menor del que se esperaba (aunque omiten que estructura se sostiene ante una política de fuerte endeudamiento en un contexto de crédito ameno pero del que se ya se ve la línea final). "De dónde venimos” y "hacia dónde vamos”, son las dos preguntas capciosas que plantea "La Banda de Cumelén” para justificar a un Gobierno que no da con las respuestas a los problemas.

Para esta banda que insiste en repartir globos amarillos en los días de tormenta, la corrupción ya no es un arma generalizada para hacer política como la del kirchnerismo, sino algunos casos aislados que el presidente intenta mitigar. Los casos de Luis Etchevehere, Luis Caputo, Jorge Triaca o el ya apartado Valentín Díaz Gilligan no se dan en el contexto de un gobierno corrupto, sino incorruptible y que peca de confianzudo. "Macri, cerca de la gloria. Cristina, cerca de la cárcel”, fue el título que Leuco usó para el editorial que inauguró el proceso de defensa en octubre del 2017, tras los resultados electorales.

Para esta banda que insiste en repartir globos amarillos en los días de tormenta, la corrupción ya no es un arma generalizada para hacer política como la del kirchnerismo, sino algunos casos aislados que el presidente intenta mitigar.

Al ser consultada sobre cómo evaluaba la gestión de Mauricio Macri, Silvia Mercado dejó en claro cuál es el discurso que se estaba intentando instalar: "Está claro que estamos en presencia de un nuevo ciclo político, marcado por un abordaje más concreto a la solución de los problemas y un diálogo sostenido con todos los actores sociales y políticos, todo enmarcado en una salida del aislamiento internacional que dominó durante los años K, encarando un vínculo pragmático y sano con todo el mundo. En fin, diría está todo más que bien, excepcionalmente bien si vemos de dónde venimos”. El consenso, volver al mundo y el principio republicano. Una respuesta bañada de amarillo.

"Tu oficialismo es tan grande que me hace ver kirchnerista", le dijo Ceferino Reato -aquel escritor que siempre queda parado a la derecha de cualquier persona- a Paulo Vilouta en el estudio de Intratables. El relator deportivo se limitó a responder que los corruptos tienen que estar todos presos. El programa de Santiago del Moro, show y política mezcladas a gusto, hizo un seguimiento mucho más riguroso de las causas de Julio de Vido en Comodoro Py que de la inflación macrista o de los enfrentamientos el día del debate de la reforma previsional.

A su vez, Macri se refugia en los suyos a la hora de hablar. El Presidente se entrevistó con Marcelo Longobardi, con quien dialoga por Whatsapp, Luis Majul -beneficiado con 14 millones de pesos en contratos por el Gobierno de la Ciudad entre 2008 y 2015, y con Alejandro Fantino que, en diciembre de 2017, cuando Macri le afirmó que "los jubilados el año que viene van a cobrar más”, respondió "está bien, si usted lo dice”.

Al igual que sucedió en los últimos años kirchneristas, los argumentos se están agotando y la realidad comienza a derribar al oficialismo y al grupo de periodistas que sufren por seguir defendiendo este motor averiado y comienzan a caer de forma obscena en aquello que solían desprestigiar: el relato oficial.