El presupuesto 2020 que presentó el Gobierno propone un magro recorte del gasto público, así como una parte importante de la torta pública destinada al pago de deuda externa. Los distintos bloques de la Cámara de Diputados acordaron que el tratamiento sea postergado hasta después del 10 de diciembre, bajo la premisa de que lo más probable es que haya un cambio de gobierno. Desde el oficialismo consideraron que lo importante era cumplir con la presentación del proyecto.

"Se va a empezar a debatir después de las elecciones y seguramente se aprobará después del 10 de diciembre”, expresaron a El Canciller fuentes del oficialismo en la Cámara Baja. De todos modos, el Gobierno apunta a que el mismo entre en discusión durante el proceso electoral, ya que consideran que apurará definiciones del plan económico que pìensa Alberto Fernández y tejerán un entramado de tensión en algunos sectores del Frente de Todos.

En contraste con las voces más "realistas”, el diputado nacional por Cambiemos Pablo Torello consideró que proyecto debe ser debatido "lo antes posible”, ya que "dejará un país encaminado”. "(El ministro de Hacienda, Hernán) Lacunza, fue muy sólido en decir cuál es la realidad. Por eso, es muy importante debatir rápidamente el proyecto. Y si hay acuerdo, se tiene que votar lo antes posible", sostuvo el legislador.

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 En este sentido, destacó que la ley "debía presentarse a mediados de septiembre, como pasó", pero opinó que su debate puede postergarse hasta después de las elecciones generales de octubre, cuando ya podría definirse si va a haber un nuevo Gobierno a partir del 10 de diciembre. Incluso en el caso de la reelección de Macri, la composición del Congreso no cambiaría demasiado.

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En la presentación, Lacunza confirmó una caída de 2,6% del PBI para el 2019, una inflación de 53% y un superávit fiscal de un punto del producto. Para 2020, la economía crecería un punto porcentual, el dólar cerraría a $75 (con un promedio de $67) y la inflación caerá a 34%. Los datos más positivos de las cuentas oficiales son el mantenimiento del superávit en la balanza comercial, cuyos dólares se destinarán al pago de deuda. Tal es así que el costo de la deuda representará el doble que los servicios económicos (subsidios a los servicios públicos y fomento a la producción) y sólo será menor que el gasto social, de casi 4 billones, más del 70% del total.