Prepara el Gobierno un golpe efectivo para desactivar el poder de Moyano y Baradel
Todos los flashes apuntan por estos días a la guerra entre la gobernación bonaerense y la batalla con los gremios docentes en el marco de un paro de 48 que finaliza hoy. Una bomba de tiempo que parece no tener un final feliz y suma nuevos capítulos con las aulas vacías.
La estrategia de María Eugenia Vidal es contundente: no ceder en los porcentajes y presiona con la multa de aproximadamente 600 millones de pesos a los gremios que lleven adelante las medidas de fuerza. ¿Por qué? La gobernadora está convencida de que la negociación solo puede avanzar si se dictan las clases.
El incumplimiento de la conciliación obligatoria es considerado una infracción grave por la ley, que habilita penas de entre el 50 y el 2000 por ciento del salario mínimo, vital y móvil de cada trabajador adherido al sindicato.
Roberto Baradel, titular de Suteba.
El alto impacto que tuvo la jornada de huelga de ayer no pudo ser posible sin el aval implícito de otros gremios que firmaron para acatar la conciliación, pero que también adhirieron al paro.
¿Cuál es el temor de la provincia de Buenos Aires? Perder el poder de fuerza ante los gremios y darle un triunfo a Roberto Baradel, el secretario general de Suteba, uno de los sindicatos impulsores de los paros en el territorio bonaerense y en todo el país.
El conflicto que protagoniza Vidal no es el único que preocupa al Gobierno: Hugo Moyano, debilitado por las causas judiciales y con menos cintura que hace algunos años, no sale del centro de la escena.
La última semana, el líder de Camioneros fue el epicentro de una jugada del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, por una multa al gremio de más de 810 millones de pesos por no haber acatado una conciliación obligatoria.
Hugo Moyano y Pablo Moyano, líderes de Camioneros.
Lejos de tratarse de una amenaza, ante la negativa de Moyano y su gente, el ministerio de Trabajo envió a la Justicia nacional del Trabajo el pedido de ejecución de la sanción impuesta al sindicato de Camioneros.
Más allá de lo que decida la Justicia, la relación entre el camionero y el Gobierno entró en su etapa de máxima tensión. La semana pasada, antes del viaje a Sudáfrica, Macri había dejado trascender entre sus colaboradores que Moyano no se adaptaba a los "cambios".
Lo mismo sucede en la Provincia de Buenos Aires con Roberto Baradel, el hombre que se mide con Vidal ante cada negociación salarial por el conflicto docente. El Gobierno ya tiene bajo la lupa desde hace tiempo a sus dos grandes enemigos. ¿Una convicción real para quitarles poder o una distracción para controlar la agenda y enterrar por algunas horas los problemas con la inflación, el desempleo y la actividad económica?