¿El piloto necesario para salir de la tormenta? ¿Una solución mucho más populista de lo que parece? ¿El Plan B de los sectores financieros? ¿La manera digna y elegante de facilitar la reelección de Macri? ¿El sabio anciano de la unión? ¿Manotazo de ahogado de un círculo rojo que tiene vetado el cambio de bando?

Todas esas hipótesis se enuncian en torno a la candidatura de Roberto Lavagna. Economista de 76 años, un hijo diputado, ostenta un récord que sus allegados le reconocen: no tiene lesiones en más de 40 temporadas de política argentina. Algunos, quienes lo conocen, temen que se esté creyendo la aventura que le proponen los medios hegemónicos: a su edad, ser por cuatro años el hombre más importante de su país. No es poco.

Entre los desmitificadores de la propuesta se encuentran dos ex jefes de Gabinete, Alberto Fernández y Sergio Massa, la expresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, y todo el sector del peronismo que cree que la unión con el kirchnerismo es la única posibilidad de ganar en 2019.

Alberto Fernández: "No sé cuál es su caudal electoral, por lo que vi no es determinante"

"Lavagna es muy valioso. No piensa distinto a nosotros. Me preocupa que giren su nombre con gracia. Ministro maravilloso. No sé cuál es su caudal electoral, por lo que vi no es determinante”, respondió Alberto Fernández al ser consultado por la posible candidatura del economista.

La respuesta que aporta Fernández deja entrever lo que piensan los pejotistas que se acercan a Cristina Kirchner de cara a la presentación de listas y candidaturas: que Lavagna está siendo tentado por el fogoneo del establishment y el error puede costar caro. Están dispuestos a reclutar al economista que se anotó el logro de la renegociación de la deuda con el viento a favor de la economía internacional para que vuelva a ocupar esa silla, pero no mucho más.

El presidente del bloque del PJ en el Senado, Miguel Ángel Pichetto, en cambio, sabe que la candidatura de Lavagna puede llegar a beneficiar al macrismo en las urnas, pero no le queda otra: un alto cargo como funcionario es lo máximo a lo que puede aspirar debido a la resistencia a su nombre en las urnas rionegrinas.

Para Eduardo Duhalde, el principal economista de Néstor Kirchner tiene chances. Pero depende de que la política argentina se vuelva un país con niveles de consenso que nunca ostentó.

También creen en él un grupo no menor de empresarios que no encontraron garantías en Macri ni en Cristina. "Hasta Marcos Galperín, el número uno de Mercado Libre y quizás el que más ha bancado al Presidente, puede encontrar motivos para quejarse, desde que la exportación de servicios empezó a pagar retenciones", señala Jairo Straccia en su última columna en Perfil.

Para llegar a ser presidente, Lavagna tendrá que demostrar mucho más de Frank Underwood que de Joseph Stiglitz.

Según Straccia, al dueño del delfín de la venta online se le suman otros empresarios de renombre, como Luis Pagani, con las cuentas de Arcor al rojo vivo; Federico Braun, con la mayor cadena de supermercados viendo cómo cae el consumo de incluso los alimentos más básicos; o Aldo Roggio y Paolo Rocca, abrumados por la causa de los cuadernos.

Sólo Héctor Magnetto, que disfruta de los beneficios del Cuádruple Play y Sebastián Bagó, de la cadena de laboratorios que llegó a copar el mercado chino, disfrutan el cambio que significó el macrismo.

Para llegar a ser presidente, Lavagna tendrá que demostrar mucho más de Frank Underwood que de Joseph Stiglitz. Negociar con candidatos que miden más que él en primera vuelta y convencerlos de que es la única alternativa a Macri.

Desconocido por la franja de los menores de 30 de la sociedad, el empujón de los empresarios le puede servir para ganar adeptos, pero el tiempo lo apremia. Lavagna no hablará hasta el momento de lanzar -o no- su candidatura. Es temprano para ser medido, porque sus posibilidades dependen del desarrollo del primer trimestre de la economía de Cambiemos.