Senador desde diciembre del 2001, el rionegrino Miguel Ángel Pichetto mantiene su protagonismo a nivel nacional a pesar de las dificultades que atraviesa en su distrito. En su provincia, el peronismo le responde a Cristina Kirchner, Cambiemos no lo suma por representar “la vieja política” y sólo el oficialismo de Alberto Weretilneck, su último rival por la gobernación, aún dialoga con él.

Este miércoles será reelegido para un nuevo período como presidente del Bloque Justicialista en el Senado, lugar que ocupa desde el 2003 y que ningún otro dirigente justicialista logró ostentar por tanto tiempo. Para el macrismo, Pichetto fue durante los primeros tres años de mandato un garante de gobernabilidad. En los últimos meses, el senador justicialista ha aumentado sus críticas hacia la actual administración.

El distanciamiento del pejotista fue el línea con el contexto. Desde que se acentuó la crisis económica, todos los referentes de la oposición que tenían diálogo con el gobierno fueron cortando sus lazos. Al mismo tiempo, en Casa Rosada, concentraron el poder unos pocos allegados al presidente y cerraron canales de diálogo con la oposición.


Entre los excluidos quedaron no sólo dirigentes como Pichetto, sino del propio oficialista. Dos de las espadas más importantes de Macri en las negociaciones parlamentarias, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, también vieron mermadas sus facultades y ambos permanecen en sus lugares sólo por pedido del presidente, pero analizan ocupar un cargo fuera del país.

En la búsqueda de la unidad del peronismo, cada vez son más los dirigentes que vuelven a acercarse a Cristina. Las encuestas ratifican que la expresidenta es la representante de la oposición con más intención de voto y que, aquellos que intentan desprenderse de la polarización sin abroquelarse detrás de las dos fuerzas mayoritarias, terminan perdiendo en sus distritos.

Pero Pichetto no tiene las puertas abiertas a un reencuentro con la exmandataria, por eso impulsa la candidatura del economista Roberto Lavagna, que quiere presentarse como un candidato de la unidad, sin tener que competir en internas. La relación del senador del PJ con Cristina está rota desde el 2015. De hecho, Pichetto sostuvo que el último mandato de CFK fue “malísimo” y que apoyarla electoralmente es volver al pasado.