Massa, Wado y Máximo, los negociadores en el medio de la grieta
En un contexto difícil, el trío oficialista teje los hilos entre el Gobierno y la oposición.
Álgidos días se viven en el país mientras el otoño comienza a bajar las temperaturas al mismo ritmo que suben los casos de coronavirus, que esta semana traspasaron el umbral de los 20 mil diarios. Desde el sector sanitario advierten sobre terapias intensivas al límite en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), y, por ende, los fantasmas de las restricciones duras se hacen presentes. En ese marco, funcionarios y referentes de la oposición y el oficialismo se atacan verbalmente con munición gruesa sentando sus respectivas posturas. Sin embargo, los datos de la realidad exigen alinear las discrepancias entre los que tienen responsabilidad de gestión, ya que ninguno de ellos saldrá beneficiado de un desastre sanitario y económico. Ese es un partido en el que, tal vez, pueden darse el lujo de anotarse sólo algunos dirigentes con la vista puesta en el 2023.
“El presidente (Alberto Fernández) es el comandante de esta batalla porque lo decidió el país”, decía Mario Negri, jefe del interbloque de Juntos por el Cambio en Diputados, allá por marzo de 2020 cuando la pandemia era inminente y las medidas restrictivas inevitables. “El Gobierno no puede repetir errores del 2020 con otra cuarentena eterna”, aseveró un año después, y llamó a mantener “la mayor normalidad posible, con educación, trabajo y libertades cívicas”. Un día más tarde acudió al Congreso, donde conversó sobre la postergación de las PASO con los tres mosqueteros a cargo de las negociaciones por parte del Gobierno: el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa, el ministro del interior Wado de Pedro y el jefe de bloque del Frente de Todos Máximo Kirchner. “Fue una reunión madura”, señaló luego en una conferencia de prensa que dieron todos los participantes en Pasos Perdidos. Sólo un botón de muestra del contraste fáctico-verbal que se juega en la grieta.
“Es increíble lo maleducados que son. Se comportan como barrabravas”, lanzó -apuntando a los senadores opositores- la vicepresidenta Cristina Fernández, durante el debate en el que finalmente se hizo ley la reforma al Impuesto a las Ganancias que diagramó Massa. “Durante el año 2020 siguió el camino de aumento de impuestos, un festival para todos y todas”, criticó la senadora opositora Silvia Elías de Pérez, chicaneando al Gobierno.
Dichos de un lado y otro de la grieta caen a la escena pública como fuegos de artificio que tapan las medidas de base que son necesarias y requieren consenso en este momento crítico, como el alivio fiscal o el calendario electoral en el contexto de la pandemia. En ese terreno es que Massa, De Pedro y Kirchner tejen los diálogos que tienen interesados en ambas márgenes del río.
Un capítulo aparte merecen algunos halcones, que sin cargos de gestión no ahorran en cascotes. Tal es el caso de, por ejemplo, la presidenta del PRO Patricia Bullrich. “Es contradictorio que este domingo voten peruanos y ecuatorianos en Argentina, pero que el Gobierno no deje votar a los argentinos en el exterior. Que Máximo Kirchner pida elecciones para el PJ en PBA, pero quieran cambiar la fecha de las PASO. La doble vara del que tiene miedo”, dijo, en su última publicación. Antes, había llamado a “resistir” las medidas que el Presidente anunció para intentar controlar la segunda ola.
No es sencillo el escenario en el que debe actuar el trío negociador del Gobierno. Terapias cerca del colapso, economía en riesgo de resentirse aún más y descontento en los sectores más afectados por las nuevas restricciones son los ingredientes de una preparación marinada a diario con el veneno destilado por los dirigentes y representantes más duros de la oposición. En el medio, los esfuerzos de quienes deben gobernar.