El gobierno y la oposición encaran la última semana de cara a las PASO con una certeza: el escenario es muy parejo y puede ganar cualquiera. La dinámica de la polarización aceleró la división de los votos de los espacios minoritarios y, como no ocurre desde 1999, las dos principales fuerzas podrían obtener -sumadas- más del 80% de los votos. Las encuestas muestran una leve ventaja para Alberto Fernández. La recta final de ambos candidatos estará en los grandes centros urbanos del país.

Al menos 25 encuestadoras arrojaron pronósticos de las PASO siguiendo diferentes metodologías que van desde el puerta a puerta hasta los usos de complejas estructuras de datos online, pasando por el clásico sistema IVR de consultas telefónicas. Con mayor o menor renombre, el promedio de las mismas arroja una diferencia de entre 2 y 4 puntos a favor de Alberto Fernández. Casi ninguna, sin embargo, coloca al candidato del Frente de Todos a la orilla de los 45 puntos porcentuales, necesarios para ganar el primera vuelta, evitando el balotaje. En octubre, donde los votos en blanco no formen parte de la contabilidad, los números pueden ser diferentes.

Encuestas, últimas apariciones y presentismo: recta final de cara a las PASO

Encuesta al 30 de julio.

Un fenómeno que se observó en la tendencia de los sondeos es que el oficialismo recuperó, en las últimas semanas, algunos puntos de intención de voto. Esto sin una merma en las cifras del Frente de Todos e, incluso a veces, también aumentando su caudal. Consecuencias de la erosión de los espacios minoritarios. Si lo que sumó el gobierno fue mayor es porque en ese abanico de partidos figuran fuerzas de centro pero también de acentuada derecha, como José Luis Espert. La intención de voto del ultraliberal que promete “dinamitar el sistema” es una incógnita que va de los dos a los diez puntos. Las dudas respecto a su capacidad de fiscalizar las mesas no colaboran para arribar a números finos.

 

El presentismo en 2015 ascendió al 75% del electorado habilitado. Casi un récord. En ese entonces, la presencia de Aníbal Fernández en la boleta de la Provincia movilizó al electorado en contra del dirigente peronista. Un temor que no genera Axel Kicillof, el candidato que mejor interpela a los votantes de Cristina Kirchner. La iniciativa oficialista estaría basada en una inferencia de los focus groups: algunos votantes de JxC son más débiles y apolíticos que los del kirchnerismo. Son los que no encuentran muchos incentivos para ir a votar a lo que consideran una encuesta. Un conjunto en el que los jubilados son mayoría.

La recta final


Tanto Macri como Fernández visitarán grandes centros urbanos en los últimos días de campaña. Aseguran que allí se concentran buena parte de los que aún permanecen indecisos. Una porción de votantes que optan por una boleta el mismo día que entran al cuarto oscuro. La agenda abarca Córdoba, Rosario y la Ciudad de Buenos Aires. También algunos puntos del Conurbano bonaerense. 

Macri viajará hoy a Rosario. El martes encabezará un acto con Horacio Rodríguez Larreta en el microestadio de Ferro. Si en 2015 era el candidato a Presidente el que apuntalaba al aspirante a su sucesor en la Ciudad, en 2019 es Larreta quien empuja para arriba a un primer mandatario golpeado por la responsabilidad de una recesión duradera. El miércoles visitará Córdoba, provincia en la que el gobernador, Juan Schiaretti, hará uso de la boleta corta. Con la adhesión de Pichetto, esperan mostrar mejores resultados en las provincias de la Patagonia. En las del Norte, donde Massa hizo una buena elección, la polarización también podría mejorar los números del oficialismo.

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El Frente de Todos eligió santa Fe, Córdoba y la Ciudad para los actos finales de Alberto Fernández. Córdoba es un lugar central para las aspiraciones del FdT, por ser uno de los distritos que más apoyó a Macri en el 2015. Los últimos días de Kicillof y Verónica Magario serán en La Plata, el martes, y luego en Merlo, San Antonio de Areco y Cañuelas.