Alberto Fernández lo había anticipado, varias veces. "Si alguien me trae una mejor propuesta sobre Vicentin, lo escucharemos", solía repetir. El documento "superador" parece haber llegado desde Santa Fe, con la firma del gobernador Omar Perotti. El jefe provincial pretende borrar la palabra expropiación del inconsciente colectivo para transformar a la cerealera en una empresa mixta, con mayoría estatal, pero que también abra el juego para los otros actores del campo.

La propuesta ya generó el primer efecto: correr al Presidente del centro de la escena, en una semana que incluyó marchas, repudios de casi todo el Círculo Rojo y una decisión judicial de rebajar la intervención de Gabriel Delgado al cargo de "veedor".

Con una Provincia en rojo -la Gobernación tuvo problemas hasta para pagar los sueldos estatales- que tendrá, también, que sumar a los libros contables los resabios de la pandemia, la agenda de Perotti no sería la más liberada para meter mano en el conflicto de Vicentin. La pregunta, entonces, es una sola: ¿por qué lo hace?

Fuego amigo

La respuesta, como suele ocurrir, tiene varias aristas. Desde el minuto cero en que el Ejecutivo nacional decidió la intervención de la empresa santafesina, a Perotti le alcanzaron las balas de varios frentes. Primero, la de la propia administración nacional, que vio un "tibio" apoyo del peronista al Frente de Todos.

En Santa Fe, por su parte, las criticas fueron aún mayores. De ajenos -dirigentes rurales y políticos- pero también, de los propios. Aún resuena, por ejemplo, la palabra de Daniel Costamagna: "Si los empresarios cometieron errores que los juzgue la justicia, pero la empresa está en Santa Fe y como tal debemos intentar preservarla por el grado de integración que tiene", expresó el ministro, para sentar posición.

Quedarse en el molde, por ende, no parecía ser una opción para el Gobernador.

El sello del campo

Entre los politólogos que trabajan en campañas santafesinas, hay una premisa casi unánime: sin el apoyo del agro, no se puede competir por la Gobernación. La máxima no solo tiene su lógica en el excel de la recaudación provincial, y el peso del agro a partir de su aporte de divisas al Puerto, sino, también, por un cálculo meramente electoral.

Perotti lo sabe más que nadie. No solo por su tradición familiar -vinculada a la actividad lechera en Rafaela- sino por la performance en últimas elecciones, en las que el ex senador nacional pudo romper con los doce años de hegemonía del socialismo local. Los números en Rosario fueron esenciales para el ex intendente, pero la ventaja se estiró con el apoyo de otros departamentos, como San Lorenzo, Caseros, Belgrano, y su distrito natal, Castellanos. Todos estos sostenidos, casi exclusivamente, por los dólares del campo.

Por eso mismo, no extrañó que en el plan del Gobernador haya una silla reservada para los productores rurales, en especial, para aquellos agrupados en cooperativas que suelen contar con un fuerte alcance territorial. La idea es que, al igual que el propio Gobierno de Santa Fe, estas organizaciones rurales capitalicen acciones y tengan voz y voto en la mesa directiva de la cerealera. No causa sorpresa, entonces, que Coninagro, una de las cuatro patas de la Mesa de Enlace, haya sido la más tibia de las cuatro en rechazar la intervención estatal.

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Deuda

Como se sabe, los números finales del pasivo actual de Vicentin aún están en revisión. Los cálculos se acumulan tanto en el juzgado de Reconquista, con Fabián Lorenzini al mando, como en las áreas contables de la propia compañía, la Rosada y hasta en los Tribunales de Nueva York, donde financieras internacionales pusieron el grito en el cielo por el default empresarial.

Entre la banca nacional y extranjera estaría la mayor carga del pasivo, en un monto no menor a 64 mil millones de pesos. Una pequeña parte pertenece a la Provincia, a través de los créditos del Banco de Santa Fe.

Dispersados en toda la provincia, los productores locales -que dieron sus granos pero nunca les llegó su contraparte del trato- también se suman a los reclamos. El monto de la deuda no sería ninguna migaja: entre productores y cooperativas, la cerealera adeudaba 26.659 millones de pesos. Casi el 25% del pasivo.

Justicia y una ¿mano? de Nación

Ahora, los cañones de Perotti apuntan a un solo destino: que el juez Lorenzini acepte la intervención judicial hasta el fin del curso de acreedores. Pero, la línea entre el Ejecutivo provincial y el juzgado de Reconquista no pareciera ser la mejor. Uno de los rumores que crece con más fuerza es que la jugada del gobernador se había acelerado entre la noche del miércoles y la mañana del jueves. Unas pocas horas después, el magistrado firmaba el fallo para que los directivos regresen a la planta de Avellaneda.

Cabe recordar que para el área de Justicia, Perotti había ubicado a Esteban Borgonovo, hombre cercano a otro peso pesado del PJ santafesino, Agustín Rossi. Según crónicas locales, la principal misión del flamante ministro era desarmar el engranaje de los narcos con algunos jueces y fiscales. Además, Borgonovo serviría de enlace para mantener unido al peronismo en la provincia.

En el medio, también estalló la situación de las cárceles con el coronavirus: Asuntos Penitenciarios no depende, en Santa Fe, de Seguridad sino de un enlace entre Justicia y Gobierno. ¿Habrá lugar en esa agenda ministerial para la situación de Vicentin?

Entre tanto, a la Provincia arribaron más fondos. Según un informe del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz, Santa Fe ya acreditó casi 5 mil millones de pesos del Fondo de Nación destinado a la asistencia por la pandemia: fueron tres cuotas, con fechas de abril, mayo y junio. El distrito fue la quinta provincia en recibir la mano estatal. El arribo había sido, solo, para Tucumán, Chubut, Entre Ríos y Neuquén.

"No tiene nada que ver con Vicentin", repiten en Casa Rosada, al anunciar que los fondos se extenderían, por caso, en Córdoba, Santa Cruz y Misiones.