Desde hace siete años, el presbítero Justo José Ilarraz cumple prisión domiciliaria en Paraná. Según determinó la Justicia, son al menos 25 las víctimas de sus ataques sexuales contra niños, todos entre 1984 y 1993. Este jueves, por decisión del papa Francisco, fue expulsado del clero, según informó Obispado de la ciudad tucumana de Concepción.

Tras haberse cumplido el debido proceso penal para condenar al agresor, el Sumo Pontífice "ha dispuesto la expulsión del estado clerical del sacerdote", aseguró en un comunicado la Diócesis de Concepción.

Los delitos de Ilarraz salieron a la luz en 2012, casi 20 años después de ocurridos los hechos. Luego de que varias de las víctimas hicieran públicos los ataques, el Arzobispado de Paraná denunció al presbítero ante la Justicia.

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En primera instancia, la acusación fue desestimada. Ilarraz alegó que se estaba llevando una conspiración para manchar su imagen. Además, la Justicia había explicado que los crímenes ya estaban prescriptos.

Posteriormente, el sacerdote fue enviado por la Iglesia a Roma para que cursara sus estudios, y, al regresar, fue asignado como cura en una iglesia en Tucumán, donde continuó ejerciendo sin ningún problema.

El proceso penal llevado a cabo contra el presbítero generó un cambio histórico en la Justicia argentina, ya que se modificó la ley relativa a la prescripción de los crímenes sexuales, siempre y cuando las víctimas hubieran sido abusadas cuando eran menores de edad.

Así fue como en 2018 Ilarraz fue juzgado y condenado a 25 años de prisión por abusar de siete seminaristas.