Después del papelón de Patricia, anuncia el Gobierno más de $100 millones en desarme
Se trata de un ambicioso programa orientado a la restricción y destrucción de armas. La ministra de Seguridad se había mostrado a favor de que cada uno sea "libre" de decidir sobre el tema.
No fue el mejor fin de semana para Patricia Bullrich. El viernes, y en el marco de una llamativa confusión jurídica, la funcionaria había manifestado que quien quisiera "andar armado", pudiera hacerlo. Al día siguiente, con frases igualmente polémicas, intentó desdecirse. Pero ya era tarde.
Sus declaraciones causaron malestar en el interior de Cambiemos, en donde estaban preparando una importante medida que se conoció en las últimas horas: destinar $113 millones a un ambicioso plan de desarme de la sociedad.
El punto más destacado del plan es, justamente, el Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego -PEVAF-, por el que se promueve la entrega anónima de armas de fuego a cambio de un incentivo económico.
La Agencia Nacional de Materiales Controlados -ANMAC-, encargada del procedimiento, fijó los montos de los incentivos: entregará $1200, $1750 o $3000 según el armamento transferido, el cual se destruirá en un horno de alta temperatura.
El lanzamiento choca de frente con la insólita defensa a la portación de armas hecha por Patricia, que aprovechó su errático raid para defender al policía Luis Chocobar, procesado por asesinar por la espalda a un delincuente de 18 años que acababa de asaltar a un turista en la Boca.
"Actuó para defender a la gente", advirtió la ministra, acaso desconociendo las últimas novedades de la causa.
Los tropiezos de Patricia también llegaron al fútbol. Primero, defendió la presencia de visitantes en las superfinales de la Copa Libertadores, entre River y Boca. Lo hizo sin consultarlo ni con la Ciudad, ni con los clubes.
En efecto, la funcionaria quiso imponer su criterio por sobre el de su par porteño, Martín Ocampo, pero finalmente tuvo que ceder a la negativa de Daniel Angelici, presidente de Boca y jefe político del ministro de la Ciudad.
Más tarde, y ya con los visitantes descartados, quiso poner como ejemplo la organización del muy menor partido entre Estudiantes y River, por la Superliga, para demostrar que era posible y seguro organizar un partido con visitantes. El resultado fue lapidario: corridas e incidentes le bajaron el telón a un fin de semana complicado para Bullrich.