Luego de que el Gobierno anunciara la suspensión de la negociación paritaria por una medida de fuerza durante el fin de semana que impidió cuatro vuelos internacionales de Aerolíneas Argentinas, este lunes al mediodía los trabajadores, tripulantes de cabina y pilotos acapararon el sector de entrada en el Aeropuerto Jorge Newbery y marcharon por los pasillos repartiendo volantes para concientizar sobre la situación de la compañía de bandera.

"Detrás de cada piloto y tripulante de cabina, hay una familia", indican los folletos que repartieron en la terminal de la Ciudad de Buenos Aires, donde al menos 25 vuelos fueron cancelados o reprogramados.

La medida de visibilización fue parte de un nuevo reclamo de los principales gremios aeronáuticos –la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) de Pablo Biró y la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) de Juan Pablo Brey- que buscan poner sobre la mesa la situación que más les preocupa: la falta de paritarias salariales, que ahora la empresa paralizó debido a las luchas sindicales.

Su pedido se basa, fundamentalmente en que señalan un atraso de más de ocho meses en sus ingresos, que alcanza el 90%.

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Tras el paro general de transporte del miércoles 30 de octubre último, que afectó a todos los vuelos de la línea de bandera, y tras la cancelación y reprogramación de otros viajes por falta de pilotos este domingo y lunes como consecuencia de las medidas de fuerza en el Centro de Instrucción y Entrenamiento, se agudizó el conflicto con la patronal, en este caso, los representantes del Estado nacional.

Esta fue la segunda vez que los empleados buscaron acercarse a los usuarios -la primera había sido el 24 de octubre- con la intención de explicar "en persona" el momento que están atravesando "con una paritaria congelada y la amenaza directa a los puestos de trabajo por la privatización de Aerolíneas Argentinas".

Desde los gremios indicaron que si bien la eventual privatización es también un problema, no es la prioridad, ya que de momento están enfocados en solucionar el atraso salarial y conseguir un incremento que recomponga el poder adquisitivo perdido. Según indicaron, algunos tripulantes de cabina cobran $700.000.

Mientras tanto, los pasajeros recibían los volantes, mientras muchos se quejaban por la falta de servicio o los atrasos que les impedían volar a sus destinos, y otros intentaban comprender, pero no sin reparar en que "afectar a los usuarios no es la solución".

Los pilotos explicaron que "parte del sueldo es por productividad", por lo que, señalaron: "Si no volamos, no cobramos". Así, puntualizaron que no les "conviene" cancelar vuelos y que su voluntad es "estar arriba de un avión" sin "perjudicar al pasajero".