Minutos después de que el gobierno de Nicolás Maduro rompiera relaciones con Estados Unidos y le diera tres días para abandonar el país a sus diplomáticos, desde el Ejecutivo argentino salieron rápidamente a reconocer al diputado Juan Guaidó como Presidente Encargado de Venezuela para capitalizar esta crisis y posicionar a Mauricio Macri.

En un comunicado emitido desde Cancillería, aseguraron que Argentina continuará brindando su apoyo para "restablecer la democracia” y el respeto por los derechos humanos en el país bolivariano, mientras que el propio presidente Macri reconoció en sus redes que, junto a los países miembro del Grupo de Lima, buscarán a través de Guaidó llamar a elecciones.

El gobierno venezolano de la mano de Maduro, junto a Evo Morales en Bolivia, y el mexicano Andrés Manuel López Obrador, son quienes aún sobreviven en la región frente al avance de la nueva derecha.

Definidos como gobiernos populares, son quienes demostraron cierto apoyo a Cristina Fernández de Kirchner dentro de las fronteras argentinas, y quienes se colocan en la vereda opuesta al macrismo.

Con el resurgimiento de gobiernos conservadores, con líderes como Jair Bolsonaro en Brasil, Juan Orlando Hernández en Honduras, Mario Abdo Benítez en Paraguay y el colombiano Iván Duque, el fortalecimiento de la figura de Macri se torna indiscutible.

Posicionado entonces tras la crisis de Venezuela como personaje central en la zona, que presenta incluso un perfil más ameno que el de su par brasilero Bolsonaro y que cuenta además con total respaldo de Donald Trump, Macri aprovecha su oportunidad de ganar terreno a nivel latinoamericano.