En su primera jornada en Riad, Martín Guzmán había cumplido con su cometido. Durante su reunión con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, el ministro de Economía consiguió la firma de un compromiso de revisión, el primer paso para negociar un nuevo acuerdo.

Sin embargo, la estadía de Guzmán por Medio Oriente no terminó allí. El economista aprovechó la cumbre económica del G20 para avanzar con la segunda parte de su misión: la renegociación con los acreedores privados.

Con esa premisa transcurrió su reunión con un peso pesado en el gobierno de Donald Trump: Steven Mnuchin, secretario del Tesoro norteamericano. Se sabe que Estados Unidos es el único país con poder de veto en el Fondo Internacional, pero también una incidencia superior con los bonistas. Un apoyo (o la falta de éste) inclinaría, un poco, la balanza de Wall Street.

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Trascendió poco de la reunión que mantuvieron ambos en Arabia Saudita. Por caso, Mnuchin sólo se limitó a subir, en su cuenta personal, "la conversación productiva" que mantuvo con el discípulo de Joseph Stiglitz.

Guzmán devolvió el elogio diplomático. Del encuentro también participaron el subsecretario para Asuntos Internacionales del Tesoro, Brent McIntosh, y el representante argentino ante el Fondo Monetario, Sergio Chodos.

Ministros

De manera oficial, Guzmán también mantuvo reuniones bilaterales con sus pares de México, Arturo Herrera; y de Canadá, Bill Morneau. Pero durante todo el evento, el profesor de la Universidad de La Plata aprovechó para reunirse con distintos ministros para dialogar (y conseguir apoyos) con la reestructuración de la deuda.

En ese sentido se destaca la reunión con Bruno Le Maire, ministro de Suiza. En sí, el país helvético no es uno de los principales mercados para Argentina. Su peso radica en que el economista europeo encabeza el “Club de París”, un grupo informal de acreedores oficiales (gobiernos y agencias gubernamentales de seguros, garantías e inversiones) de la Argentina.

En la mente del ministro argentino, el principal objetivo con ese organismo es logre prorrogar vencimientos por 1.900 millones de dólares remanentes de una negociación de 9.400 millones de dólares realizada en 2014 por Axel Kicillof, y reducir la tasa de interés, actualmente de 9%.

Algo de eso se había referido en su paso por El Vaticano, en el seminario organizado por el papa Francisco. "Una tasa de 9% que pagará la Argentina en 2020 y 2021 no es sostenible y es una muy mala ancla para el resto de la reestructuración de la deuda, y no es ‘pari passu’ (igualdad de condiciones) con el resto de los acreedores”, había expresado en ese entonces.

Y si bien, durante el viaje de Alberto Fernández, los líderes mundiales dieron respaldo sobre la renegociación con el Fondo, habrá que ver si en la deuda con sus organismos apoyan de la misma manera.