Con cautela y sin pronunciamientos públicos, el gobierno nacional siguió el minuto a minuto del conteo de los votos en las elecciones norteamericanas, incluso en plenos preparativos por su viaje a Bolivia para la asunción de Luis Arce. Y no es para menos porque la persona que esté durante los próximos cuatro años al frente de la Casa Blanca será determinante para el país, en primer lugar, en la negociación actual con el Fondo Monetario Internacional.

Luego del traspié en la elección del presidente del BID, donde Argentina chocó con la posición de EEUU de colocar a un hombre propio, Maurice Clave-Carone, al frente de la entidad, el Ejecutivo optó esta vez por la cautela y evitar cualquier pronunciamiento. Así, desde el inicio de los comicios el martes pasado por la mañana hasta hoy, no hubo ninguna comunicación oficial al respecto.

Sin embargo, en la Rosada ven con expectativa las ventajas para el país en caso por el triunfo del actual senador. De este modo, en forma contenida, en el oficialismo se entusiasman con la derrota de Trump, quien quedó definitivamente fuera de carrera cuando los electores de Pensilvania fueron para Biden y alcanzó los tan anhelados 270 para lograr la mayoría necesaria para la victoria.

Alberto Fernández fue uno de los primeros mandatarios en reconocer el triunfo de Biden con un mensaje en las redes sociales. El jefe de Estado destacó el recórd de participación popular y saludó a Kamala Harris por ser la primera mujer afrodescendiente en convertirse en vicepresidenta de EEUU. Si bien es efectivamente cierto que un cambio de presidente en EEUU no implicará modificaciones sustanciales en el vínculo de Washington con nuestro país o la región -o temas geopolíticos de orden estratégico-, el demócrata tiene un perfil más dialoguista y cultor del multilateralismo, a diferencia de la agresiva política exterior de Trump.

Un giro en la estrategia diplomática norteamericana podría plantear mayores vías de entendimiento entre los países de la región alrededor de la situación en Venezuela, hoy el tema más conflictivo y de mayores tensiones entre los gobierno. Una llegada del senador al Salón Oval permitiría explorar una salida acordada a la crisis institucional que vive el país.

Pero en concreto, de todas maneras, la principal esperanza que alberga el oficialismo, sin decirlo, es que Biden en la Casa Blanca facilite la posición de Washington en la negociación con el FMI por el paquete de 45 mil millones de dólares acordado con el gobierno de Mauricio Macri.

Una posición más afín en el gobierno norteamericano, por otro lado, podría ayudar al país en el acceso a financiamiento por parte del BID y/o del Banco Mundial en momentos donde escasean las reservas y el Frente de Todos requiere fondos frescos para encarar el plan postpandemia.