Después de dos años de pandemia, la labor de Agustina Vila cumplió un ciclo y su lugar en la Dirección General de Educación de la Provincia de Buenos Aires será ocupado por Alberto Sileoni, cuyo pliego fue aprobado este martes en el Senado bonaerense. El nuevo funcionario de rango ministerial atendió a El Canciller en su despacho y defendió el trabajo de su antecesora: “Fue una gestión muy valiente”.

El exministro nacional durante las presidencias de Cristina Fernández de Kirchner anticipó que en los próximos dos años se profundizará lo realizado desde 2019. Dijo que los intendentes “serán una pieza clave” y confirmó que las clases comenzarán el 2 de marzo con el objetivo de que el ciclo lectivo entrante se desarrolle bajo presencialidad plena, “si las condiciones sanitarias así lo permiten”.

Además, se refirió al retraso en la distribución de las computadoras del Plan Juana Manso lanzado por el Ejecutivo nacional y a las prácticas laborales obligatorias para los jóvenes del último año de los secundarios porteños impulsadas por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Sobre esto último, alertó: “Es bienvenida la medida, pero hay que ver cómo se hace. Hay que explicar mucho más”.

- ¿Cómo toma el nombramiento?

Como un gran halago y con un agradecimiento muy grande al gobernador. Me conmueve. Me sumo a un equipo que viene trabajando con mucho esfuerzo en dos años singularmente difíciles. He encontrado mucho trabajo y una gran predisposición. Le daremos continuidad para profundizar lo que está hecho.

- ¿Qué le pareció la gestión de Agustina Vila?

Fue una gestión muy valiente. Ha habido una respuesta muy comprometida y muy responsable en este tiempo.

- ¿En qué medida las escuelas cerradas influyeron el "desgaste" de su cargo?

En primer lugar, había restricciones sanitarias que eran nacionales y en ese marco se tomaron las decisiones en la Provincia, con una gran comunicación con las autoridades nacionales y un Ministerio de Salud bonaerense muy activo, responsable y competente. Después, no es del todo cierto que las escuelas estuvieron cerradas. Durante el tiempo más duro del aislamiento sí, pero después hubo alrededor de 90 distritos que tuvieron actividades. Por supuesto que los distritos más densos tuvieron una restricción más profunda, pero esto respondió a cuestiones absolutamente sanitarias.

- Fue ministro nacional entre 2009 y 2015 ¿Hay desafíos que hayan cambiado sustancialmente desde ese entonces hasta ahora?

El desafío singular es la pandemia, fue un hecho antipedagógico. Si hay una actividad lesionada por sus efectos es la escuela, por su naturaleza vincular y su construcción de una cercanía entre el docente, el estudiante y la familia. Eso se rompió. La discontinuidad educativa trae alteraciones y en general siempre son los más perjudicados aquellos sectores más débiles.

- ¿Se puede reconstruir o son daños irreversibles?

Como educador, diría que nada es irreversible. Claro que hubo alteraciones y aprendizajes que no se produjeron. Sería necio no reconocer que no puede educarse del mismo modo en pandemia. Una de las grandes herramientas que nos trajo es la virtualidad. Y, esa tarea remota, para muchos chicos carenciados no se pudo dar porque no tenían tecnología, ni datos móviles y una internet débil. Esas consecuencias fueron muy bien trabajadas por la Provincia, con el programa ATR, donde varias decenas de miles de chicos pudieron volver a la escuela.

- Esa será una de las continuidades...

Por supuesto, tiene que serlo. Todavía tenemos un número que no se ha conectado del modo que creemos que debe hacerlo. Este verano ya está pensado para profundizar ese trabajo que se hizo. Ese va a ser uno de los ejes de la gestión. Además, queremos poner en el centro de la escena la cercanía con las escuelas. Se viene una gestión muy territorial, que dialogue muy profundamente con los y las intendentes de todo color político.

- ¿Cuál es el rol que tendrán los intendentes?

Son los que más conocen el territorio, los que solicitan con más responsabilidad aquello que les falta, los que pueden distinguir demanda de necesidad ¿Cómo no vamos a trabajar con ellos? Son una pieza clave.

"La paritaria bonaerense dejó de ser un problema de las familias", Alberto Sileoni.

- Hasta hace dos semanas, de las 663.000 notebooks que prometió Alberto Fernández en mayo de 2021 con el Plan Juana Manso, se habían entregado menos del 10% ¿Cómo se explica?

Los cuatro años de destrucción del Plan Conectar Igualdad han traído una gran depresión en la producción de computadoras en la Argentina. Con un Estado comprador como lo era hasta 2015, esa industria estaba muy activa. Después, con cuatro años de no comprar una sola netbook, esa industria se cayó. Y no se recupera de un día para el otro. Hay problemas de producción. Y, si pusiéramos todo el Presupuesto, aún habría problemas de distribución porque no se llega a producir. Para resolverlo, se ha analizado la idea de permitir comprar también algunos insumos en el exterior.

- ¿Qué piensa sobre las prácticas laborales obligatorias para los estudiantes del último año de las secundarias en la Ciudad de Buenos Aires?

La relación entre los estudiantes y el mundo del trabajo no está mal, los ayuda a hacer el tránsito a la vida adulta. En principio, es una relación virtuosa. Es bienvenida la medida, puede ser buena para los estudiantes, pero hay que ver cómo se hace. Hay que explicar mucho más. Son algo así como 28.000 estudiantes que tienen que cumplir 120 horas. Si multiplicás, son millones de horas de trabajo. Ahí hay un capital, que no es poco. Hay que verlo. Quiero poner ese alerta.

- ¿Qué le parecieron los resultados de las pruebas de desempeño educativo de Unesco en 2019?

No quiero entrar en una situación de ver quiénes fueron los responsables. Los resultados nos están diciendo que tenemos problemas en los aprendizajes de los niños y niñas. Nos indican que no hay otro destino que invertir. Entre 2009 y 2015, nos criticaban y decían “invierten mucho pero no se nota”. Lo cual era falso, porque las 5,4 millones de netbooks y los 92 millones de libros estaban en las escuelas. El único destino de no invertir es que nos vaya mal. Hay que recuperar el nivel del 6% del PBI. La inversión educativa no tiene que depender del gobierno de turno, todos deben seguir esa línea.

- En estos dos años la Provincia invirtió más ¿Pero se notó?

Absolutamente. Hay una gran satisfacción en las comunidades educativas. Se han terminado de construir 53 escuelas nuevas y se han hecho obras muy importantes en otras 4.000. Hay 65.000 netbooks compradas, 150.000 recuperadas y una licitación de otras 115.000. Se nota en los 2 millones de servicios alimentarios que han sido aumentados en cantidad y calidad. Hay un Presupuesto que sigue creciendo. Además, hace dos años que la provincia de Buenos Aires no pasa por la angustia estacional de febrero-marzo de ver si hay clases o no. La paritaria bonaerense dejó de ser un problema de las familias. Este año ha mejorado algunos puntos el salario de los educadores.

- ¿Está confirmado el inicio de clases y su presencialidad?

Sí, el 2 de marzo. Aunque desde febrero ya vamos a tener actividades en las escuelas. Planificamos un ciclo lectivo con presencialidad plena; claro, si las condiciones sanitarias así lo permiten. Quisiéramos hacerlo.