La semana pasada parecía que la relación entre el Gobierno y la CGT estaba definitivamente rota. La convocatoria a un paro general de 36 horas, anunciado el Dia de la Lealtad Peronista, daba a entendender que el binomio que conduce la central, compuesto por Héctor Daer y Carlos Acuña, había decidido pasar del diálogo a la acción directa.

Sin embargo, en las últimas horas el Ministerio de Producción y Trabajo, que encabeza Dante Sica, logró reactivar las conversaciones y este mediodía, en Casa Rosada, el Ejecutivo llegó a un acuerdo para frenar la medida de fuerza que en los hechos nunca había sido anunciada de manera oficial ni tenía fecha.

El acuerdo implica un pago de $5 mil pesos no remunerativos en dos cuotas de $2.500, que se pagarán con los salarios de noviembre y enero y que saldrá por decreto. Así lo acordó la cúpula cegetista con la UIA y las cámaras de Comercio y Construcción. El moderador no fue el secretario de Trabajo, Jorge Triaca (cada vez más debilitado) sino el propio Sica.

En la CGT exigían que, para sentarse a negociar, debían discutirse al menos tres cosas: un pacto antidespidos que garantice un diciembre en paz, un bono que compense la pérdida del poder adquisitivo de este año (que será de entre el 10 y el 12 por ciento) y la eximición del aguinaldo del pago del Impuesto a las Ganancias.

El "pacto" antidespidos no tuvo éxito. Los representantes sindicales apenas lograron imponer que si algún empresario tiene que despedir a un trabajador, tiene que tener un paso previo por la Secretaría de Trabajo y discutir con el sindicato y el Estado ese despido. Con respecto a los jubilados, el Gobierno se comprometió a evaluar también una recomposición.

Por su parte, Acuña intentó aclarar que el acuerdo al que llegaron "no alcanza para suprimir" la medida de fuerza, y que esperarán a tener la "letra chica" de lo que se conversó, que recién estará presente en el decreto. "Vamos a esperar hasta mañana. El jueves resolveremos cómo continuamos", remarcó. Al respecto, Daer adelantó que la CGT podría "reconsiderar su postura" si el bono tiene "carácter imperativo y universal".

El presidente de la UIA, Miguel Acevedo, dijo que la recomposición salarial es un tema "urticante" para los industriales, que cierran un año muy malo, pero aceptó que el Ejecutivo establezca un "piso" y de ahí para arriba sea una negociación sector por sector, como la que está en marcha actualmente.

Sanidad, el gremio de Daer, cerró un acuerdo que alcanza el 45% anual y rompió el techo del 40% que había conseguido Hugo Moyano para los camioneros. Lo mismo ocurrió con los petroleros privados, que también lograron una recomposición salarial que elevó su partiaria al 45%.

Triaca en la cuerda floja

La pérdida de rango ministerial de su cartera fue el comienzo. No le alcanzó a Jorge Triaca la buena relación de algunos sindicalistas con su padre para zafar del guadañazo de Mauricio Macri a su gabinete. Al escándalo que protagonizó por la intervención al SOMU y el despido de su empleada se le sumó hace pocos días una denuncia por irregularidades en otro sindicato intervenido, el de vigiladores privados.

El vínculo que construyó Sica con los representantes gremiales opacó a Triaca y, en las últimas semanas, comenzó la danza de nombres para su reemplazante. Uno de los más fuertes fue el de Tomás Calvo, un experto laboralista que ya fue asesor presidencial en los 80 y lleva más de treinta años como apoderado de la UOM, un dato clave de cara al tono que tendrán las negociaciones con los sindicatos de ahora en más.