A pocos días de que venza el decreto presidencial que, entre otras cosas, prohibió las clases presenciales en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), todos los ojos están posados en la Corte Suprema de Justicia. Es que el máximo tribunal debe decidir sobre la cautelar que presentó el gobierno porteño para que no rija la medida en su territorio. Si bien aún no trascendieron versiones, las alternativas son limitadas:

Fallo a favor de CABA

Con esta posibilidad se reconocería la autonomía de la Ciudad y las clases seguirían su curso. Desde la sede de la calle Uspallata se esperanzaron cuando la Corte confirmó su competencia para resolver el conflicto, algo que era refutado en Nación. Sin embargo, asumen que, en caso de que el fallo no sea favorable, deberán respetarlo. Larreta lo adelantó días atrás en conferencia de prensa: "Acataremos el fallo que la Corte disponga, pero, por otro lado, yendo al fondo de la cuestión, para nosotros es fundamental que los chicos estén en las aulas". 

Fallo a favor de Nación

Desde que Fernández declaró públicamente que “la Corte Suprema no es tribunal originario en cuestiones de la Ciudad”, en Balcarce 50 miran con algo de resignación la conclusión de este conflicto. A las pocas horas el propio tribunal refutó al jefe de Estado tomando la competencia y sentó un mal presagio. De todos modos, el procurador general de la Nación, Carlos Zannini -hombre muy cercano a la vicepresidenta Cristina Fernández- diagrama minuciosamente la respuesta oficial del Gobierno junto a equipos jurídicos y sanitarios. Le dieron cinco días para presentar una réplica, que llegaría justo antes de cumplirse el plazo en horas del martes.

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Fallo a medias

Una tercera posibilidad es que la Corte reconozca la autonomía de la Ciudad, pero considere que las medidas se enfocan en una situación sanitaria y no educativa, por lo cual debería acatar el DNU de Nación. Esto sentaría un precedente para futuros conflictos por las clases.

En el máximo tribunal reconocen el contexto. Sin embargo, el clima es, de acuerdo a lo averiguado por El Canciller, de “silencio absoluto”, y “así seguirá hasta que resuelvan”.  

Cualquiera de las opciones, se sabe, dejará tela para cortar. Pero mientras tanto, la espera se hace larga y las gestiones de Ciudad y Nación trabajan internamente. En el ámbito porteño las cartas ya están tiradas a la espera de una resolución. El dictado de clases se mantiene -con sendos paros docentes-, y tanto el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, como el ministro de Salud, Fernán Quirós, admitieron que si bien “la curva está horizontal”, se contemplan nuevas restricciones. En Casa Rosada prima la cautela, y todas las fichas están puestas en la tarea de Zannini y compañía. No obstante, como siempre, la última palabra la tendrá la Corte.