A poco más de un mes para el cierre de listas de cara a las comicios presidenciales, Mauricio Macri juega a contrarreloj. Con el apriete de los mercados y la recesión a cuestas, el presidente busca llevar al Congreso el documento en torno a 10 políticas de Estado destinado a acordar con la oposición y sigue de cerca los movimientos del radicalismo, que a fines de mayo tendrá su Convención Nacional para decidir el rol que ocupará en las elecciones.

El borrador que redactó Rogelio Frigerio se transformó en la mayor preocupación política para el oficialismo. Luego de recibir la autorización del Fondo Monetario para intervenir en el mercado cambiario aún cuando el dólar se encuentre dentro de las bandas, el líder del PRO se abocó de lleno a convencer personalmente a los referentes del PJ no kirchnerista para mostar cohesión ante el sector financiero.

En este sentido, parece haber tomado nota de las declaraciones de Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey respecto a no excluir a nadie de la convocatoria. En diálogo con Luis Novaresio, el ministro del Interior aseguró que "probablemente esta semana Cristina Fernández de Kirchner sea convocada". Según consignó Clarín, la expresidenta no aceptaría debatir los 10 ejes temáticos planteados por considerar a la maniobra un salvavidas electoral.

Tras recibir la negativa del tigrense y Roberto Lavagna -que respondió al día siguiente con sus propios 10 puntos de consenso-, desde la órbita de Cristina consideran que la iniciativa del Gobierno está destinada al fracaso. En un contexto adverso, la Casa Rosada cuenta como activos el espaldarazo que le brindó el Círculo Rojo a la propuesta y la venia de la Iglesia. 

Por otra parte, en los pasillos de Balcarce 50 resonaron con fuerza las declaraciones de Alfredo Cornejo, quien deslizó que Cambiemos debería incorporar a la alianza a los líderes de Alternativa Federal. La incertidumbre respecto a la decisión que tomará el radicalismo en la Convención Nacional que tendrá lugar a fin de mayo configura una preocupación en la mesa chica del gabinete. 

El miedo a la sangría de su principal aliado electoral es real. Ricardo Alfonsín, una de las patas importantes del partido, firmó el fin de semana el bosquejo de unidad que divulgó Lavagna. Humberto Schiavoni y Jorge Sappia están alineados a la postura del referente radical, quien acusa desde hace tiempo el hermetismo del PRO y el poco lugar brindado al resto de la coalición. 

En búsqueda de llevar tranquilidad, Frigerio desestimó cualquier posibilidad de ruptura y ratificó que la UCR renovará el compromiso con Cambiemos. En la misma línea se expresó Martín Lousteau, pese a que dejó la advertencia de que la ampliación de la alianza se constituye como esencial y le sugirió a Macri que deje de lado los personalismos y ceda la candidatura presidencial.