En la Argentina, la izquierda ha tenido históricamente un gran problema: el peronismo. Desde el advenimiento del justicialismo, que conquistó al movimiento obrero ¿para siempre?, las diferentes expresiones socialistas parecen haber quedado relegadas para una elite intelectual de clase media, destinadas a sumar un porcentaje mínimo en cada elección, y sus integrantes, a disputarse las pocas bancas que eso paga. 

Gabriel Solano, líder del Partido Obrero, que integra el frente La Izquierda Unida, quiere terminar con eso. Cree que, en estos 40 años de democracia, el único espacio al que no le han dado la chance es a la izquierda, y que, ergo, este es el gran momento. “No estamos para discutir una banca en el Parlamento”, dice el legislador porteño. Quiere ir a por el poder real.

“No podemos ser una izquierda light”: Solano lanzó su candidatura con un mensaje para la interna del FIT

En marzo, publica un libro con un título provocador: “Por qué fracasó la democracia”. Para él, los números hablan por si solos: esto no es lo que nos prometieron cuando salimos de la dictadura

Ya que todos fracasaron, hay que buscar una alternativa, pero hace la salvedad: esa nueva opción no es Javier Milei, porque “critica a los políticos pero no a los empresarios”

“No podemos ser una izquierda light”: Solano lanzó su candidatura con un mensaje para la interna del FIT

Solano compara a Cambiemos con el kirchnerismo, marca sus diferencias dentro de la propia izquierda y asegura que “el mundo entero” está en una crisis. Tiene una mirada pesimista sobre la guerra en Ucrania y hace una distinción especial a la hora de analizar la corrupción K. El legislador porteño recibió a EL CANCILLER en su despacho de la Legislatura porteña y habló de todo.

Se acaba de conocer el dato de la inflación de enero: 6%.

Bueno, en primer lugar habla del fracaso de la política económica de Massa. Él había anunciado públicamente  que iba a empezar con 3% en marzo - abril. Está claro que eso no va a pasar.  Muchos entienden que en febrero va a ser peor que enero, porque el tema de la carne está impactando por sobre todas las cosas. Hay un punto más de aumento en el índice general, es muy alto. A eso se suman los colegios, que también van a aumentar. Cuando uno ve la composición de la inflación, lo que más ha aumentado son los precios regulados: 7,1% contra el 6% general. ¿Por qué lo quiero distinguir? Para mostrar que hay una responsabilidad del Gobierno. Precios regulados son todos los que el Gobierno autoriza sus aumentos de manera directa: tarifas, transporte, etc. Es decir que el Gobierno, con su política, aceleró la inflación. Agreguemos también la devaluación del tipo de cambio , que es un elemento central de la composición de precios en la Argentina. Lo de Massa fracasó. Eso nos lleva a lo siguiente: el acuerdo con el FMI, que supuestamente iba a servir para estabilizar la economía. Bueno, no ha dado ese resultado. La economía no se estabilizó: tenemos más deuda, más emisión monetaria, más déficit. En diciembre tuvimos una caída económica con un repunte de la inflación: es una combinación mortal, porque no es que tenés  inflación como resultado de una actividad económica dinámica. Por último, la inflación no afecta a todo el mundo por igual. Los alimentos aumentaron 6,8%, por arriba del promedio.  Cuando vos tenés una inflación tan alta, hay sectores que ganan y sectores que pierden. Los que pierden son los laburantes. En cambio, los que remarcan los precios ganan. Hay una distribución del ingreso a favor del capital y en contra del trabajo. Siendo un gobierno peronista, eso tiene que enfatizarse. 

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El Gobierno te diría que enero es un mes en el que, de por sí, aumenta la carne, se prepara el comienzo de la escuela…Hay aumentos naturales.

La carne no es un precio regulado en forma directa. Ahora se está anunciando, porque se sabía que esta noticia iba a ser una bomba, una especie de “Precios Cuidados” de la carne. La pregunta es: ¿alguien se lo cree? ¿Alguien piensa que un precio cuidado para la carne va a dar resultado? Massa viene anunciando precios cuidados y más precios cuidados y no camina. Todo aumenta 4% menos los precios cuidados, que aumentan 6%. Algo no cierra. Es un verso.

¿Qué piensa la izquierda de fijar precios…?

Lo que pasa es que vos no podés congelar un precio de la economía y dejar todos los demás móviles. No podés congelar la carne y dejar que el tipo de cambio se mueva hacia arriba, o dejar las tarifas aumentar.  Es imposible que eso funcione, lo sabe cualquiera. Cuando vos ponés un precio cuidado, en general no pasa nada. Lo único que genera es desabastecimiento. Vas a la góndola y donde dice “Precio Cuidado” está vacío, tenés que agarrar el de al lado. En la Argentina, ningún consumidor cree que el precio cuidado sea una medida que arroje un resultado efectivo frente a la inflación. De hecho, se viene anunciando en forma repetida en los últimos años y la inflación pasó del 50% con Macri al 100% ahora.

Hiciste énfasis en que es un gobierno peronista el que “redistribuye a favor del capital”. La izquierda suele considerar que “son lo mismo”. ¿En qué cambia la crítica para este gobierno y el de Macri? ¿Qué diferencia ves?

Bueno, hay que agarrar una lupa. Hay contextos. Pero desde el punto de vista de los intereses sociales que determinan la política pública, las diferencias son pocas. A los sojeros se les está dando “dólar soja” con un tipo de cambio  preferencial. El laburante no tiene esa preferencia. Los jubilados, bajo el gobierno de Macri, perdieron; con este gobierno, pierden. Los asalariados, con Macri, perdieron: con el Frente de Todos, pierden. Los que pierden y ganan son prácticamente los mismos. Nosotros fuimos muy opositores a Macri; no así el peronismo, porque le votó más de cien leyes. Massa se paseó por Davos con Macri. En nuestro caso, la oposición tan visceral hacia el macrismo no nos lleva a hacer demasiada diferencia con este gobierno.

“No podemos ser una izquierda light”: Solano lanzó su candidatura con un mensaje para la interna del FIT

Has dicho que “Macri es el enemigo”, pero para con este gobierno tuviste las críticas normales que tiene la izquierda. A la hora de ver algo en común (según vos, el fracaso total), ¿cuál es la crítica número uno de ustedes para ambos gobiernos, en términos de política económica?

Mirá, este año se cumplen cuarenta años de democracia. Tenemos que tener una cierta mirada para hacer un balance histórico. Porque de repente uno puede buscar explicaciones y no está mal  que cuando uno va a la minucia encuentre cuestiones específicas. Ahora, cuando vos te apartás un poco de una mirada tan pequeña hacia una más largoplacista, decís “en estos 40 años, ¿el país está peor o mejor?”. En materia de deuda, pasamos de 40 mil a 400 mil, en 40 años.  En materia de pobreza, tenemos más de la mitad de los pibes pobres. En materia de precarización laboral, hoy el 50% de la fuerza de trabajo es precaria, bajo diferentes modalidades. La jubilaciones en la actualidad: el 75% tiene una jubilación que no llega a la canasta de indigencia. El salario mínimo es de indigencia. Crisis habitacional para tres millones de familias. Esto es un fracaso.

¿Un fracaso de quién?

De la democracia argentina. Abarca a todos los gobiernos, sin excepción. Nosotros tenemos una visión muy severa sobre el conjunto de esta etapa histórica. Yo escribí un libro, que va a salir ahora en marzo, que se llama “Por qué fracasó la democracia”.  

Es peligroso el título. O llamativo.

Bueno, pero la democracia prometía que con ella se cura, se educa, se come…Ese era el postulado, que no iba a ser solo determinada forma de gobierno sino que iba a tener un contenido social progresivo. Eso fracasó. ¿Por qué? Yo puse ese título, que se que es jugado, porque pienso que es lo que cree la mayoría de la población. Nadie dice que no fracasó, con diversas explicaciones. La mía es que es una democracia que ha gobernado para intereses capitalistas que han saqueado la Argentina, de una u otra manera, sin excepción. Los kirchneristas antes fueron menemistas, después gobernaban con Macri, etcétera. El personal político se fue aggiornando y volviendo como puerta giratoria. 

Es parecido al discurso “anti casta” de Milei…

Pero el problema es que nosotros no podemos regalar el discurso contra el sistema a la derecha reaccionaria. Si decimos “no, esta democracia funciona bárbaro” seríamos vistos como parte de esta casta que fracasa y le facilitaríamos el trabajo a Milei. Al revés: mostramos que Milei es parte de esta casta. Critica a los políticos pero no a los empresarios para los que los políticos gobiernan. Hay una casta empresarial, también, que para Milei es “víctima” de los políticos. Yo digo lo contrario. Esa casta empresarial es la que condiciona y determina las decisiones que los políticos aplican. Fijate la causa cuadernos, las privatizaciones, los subsidios…el Estado se entrelaza con los empresarios en negocios comunes. Milei no dice nada porque él, finalmente, es un empleado de Eurnekian. No le vamos a dejar el discurso combativo a una derecha que se vale de ese mismo discurso combativo para atraer el discurso popular.

Para estas elecciones hay un 25% de la población que no vivió ni los 90 ni el primer kirchnerismo, con su boom de consumo. Muchos se preguntan qué espacio le habla mejor a ese sector. ¿Por qué creció tanto Milei en un país que se suponía muy consciente o cuidadoso de los límites de la democracia?

Es probable que haya crecido porque él, con cierta audacia (es típico de los movimientos reaccionarios o fachistoides tener audacia), expresa una bronca con lo que pasa. Y tiene un discurso que dice “el kirchnerismo me habla de Estado presente y hay desocupación, inflación, inseguridad, entonces  ese Estado presente es el negocio de una casta”.  Ahora, nosotros tenemos la obligación de desenmascarar lo que hay detrás de Milei. Su programa solo se puede llevar adelante con los tanques en la calle. Si vos querés eliminar la legislación laboral, eliminar la educación pública, eliminar la salud pública, dolarizar la economía, con el impacto que eso va a tener en materia productiva…Eso implica política represiva. Yo una vez escuché a Milei decir algo en lo que tiene razón. Dijo “para mí, el Estado es básicamente una fuerza de seguridad”. Es decir, no plantea privatizar la policía, el ejército y la AFI. ¿En qué tiene razón? En que el Estado capitalista es represión, es el monopolio de la represión. No es casual que en el grupo de él haya todo tipo de fachos y represores. ¿Por qué está ahí Bussi? ¿Por qué está Victoria Villarruel? Se sienten cómodos. Los que estamos verdaderamente en contra de este régimen somos nosotros. Ahora, existe un discurso, que no comparto, de que la Argentina anda mal pero el mundo anda bien. “Lástima la Argentina”. Es falso. En un par de días se cumple un año de la guerra en Ucrania. Es un evento de significación histórica, todavía no tenemos claro hasta dónde va a generar un giro mundial. Es el comienzo de un ciclo de guerras de dimensiones mundiales, incluso nucleares. La crisis de la democracia también es mundial. La toma del Capitolio de los trumpistas, la crisis en Brasil con Bolsonaro. Lo que está pasando en Perú. Italia. Es un tema mundial. Son democracias capitalistas. Tiene que ver con que el capitalismo, en un momento de crisis, cuesta hacer que la gente se sienta representada por un régimen que termina victimizando a la población. En la Argentina es más grave porque si en el mundo hay repunte inflacionario que pasa del 1 al 10, acá es del 10 al 100. Si la pobreza crece del 4 al 8, acá pasa del 8 al 50. 

Ahora, la crisis hace que surjan movimientos “reaccionarios”. ¿Por qué no crece la izquierda también?

Por un lado, la izquierda ha tendido a asimilarse al régimen capitalista. Mirá Brasil. Lula se supone que es de izquierda. Tuvo el apoyo de Biden. Si te apoya Biden, de izquierda no sos. Por lo menos en lo que históricamente representó la palabra “izquierda”, no le quiero agregar más adjetivos, pero si te apoya el imperialismo norteamericano…La izquierda sufrió una serie de derrotas, como lo que fue la caída del Muro [de Berlín]. Eso le permite a la derecha aparecer como la “anti sistema”, porque la izquierda se asimiló al sistema. Hay un libro de Pablo Stefanoni que se llama “¿La rebeldía se volvió de derecha?” La izquierda está contenta porque la democracia le permite tener una lista, sacar catorce diputados, ciento sesenta asesores…

“No podemos ser una izquierda light”: Solano lanzó su candidatura con un mensaje para la interna del FIT

Ese es tu gran reclamo dentro de la coalición de Izquierda. 

Argentina tuvo un hecho distintivo: la izquierda mayoritaria se asimiló. El Partido Comunista es parte del Gobierno. Incluso personajes, como Victoria Donda. Pero hubo una izquierda que no, dentro de la cual estamos nosotros. En el 2011, formamos el Frente de Izquierda. Otras expresiones casi no existen o están dentro del propio Gobierno. Si vas al ministerio de Desarrollo Social, la mitad eran de izquierda, pero ahora son parte del Frente de Todos, son peronistas. Entonces yo digo que no tenemos que contentarnos con la participación electoral episódica y considerar que crecer 2% en cada elección va a ser una vía para conquistar los objetivos que tenemos. El gran problema de Argentina es que la izquierda tiene que conquistar el movimiento popular. Solo así puede llevar adelante su programa. Si no, no va a pasar. En muchas provincias tuvimos elecciones muy buenas, de 25 o 30 puntos. Pero después cuesta mantener ese porcentaje porque la gente dice “yo te voté, ahora quiero vivir bien”. Y uno dice “bueno, pero yo solo pasé de tener tres concejales a tener cuatro”. La expectativa no se condice. ¿Cuándo va a suceder eso? Cuando tenga mayoría popular.  La crisis del peronismo es una gran oportunidad. El peronismo y la izquierda siempre se disputaron los sectores populares. Hoy, el peronismo está en retroceso. Electoralmente, ante el riesgo de un fiasco histórico.  Y además, no enamora más. Nosotros, en cambio, en 2021 hicimos una buena elección en la provincia de Buenos Aires. Logramos tener concejales en La Matanza, Moreno, Merlo, un territorio que era exclusivo del peronismo. Algo se está rompiendo. Por eso, hay que organizarse: no queremos una izquierda light. Tenemos que ser quien organice la bronca del pueblo para terminar con este régimen. El problema es estructural y requiere una solución de dimensiones históricas, como pasó en Chile, por ejemplo. Después, puede salir bien o mal. Pero la izquierda tiene que abocarse a eso. Las elecciones tienen que ser parte de ese proceso, no un fin en sí mismo para tener una banca más en el Congreso. Y en el Frente de Izquierda, lamentablemente, no tenemos un punto de vista común sobre esto. Por eso anunciamos nuestra candidatura.

Pero si dentro del Frente de Izquierda no se logra un acuerdo…

Podemos discutir diferencias y acuerdos, y ver las candidaturas también. Pero no lo que hizo el PTS en su momento, que nos pareció muy desafortunado: nominó sus candidatos de forma unilateral. Mientras nosotros estábamos haciendo acampe con los piqueteros, ellos estaban en otra cosa. No estamos de acuerdo, no va a ningún lado. Eso incluso se traduce en votaciones divididas en el Parlamento. Nosotros, por ejemplo, votamos en contra de quitarle la coparticipación a la Ciudad, como pedía el kirchnerismo. Tenemos divergencias, por ejemplo, sobre el juicio a Cristina…

¿Cuál es la postura de ustedes ante el juicio a Cristina?

Tenemos una visión que compone los dos problemas. ¿Afanó o hay persecución? Las dos cosas. Todo el mundo afana pero no a todo el mundo se los juzga.  Hubo corrupción, Cristina sabía. De Vido fue su ministro durante 12 años.

Es difícil comunicar esa postura de “las dos cosas”, sobre todo porque es un tema que polariza: “se robó todo” y “hay lawfare”.

Pero yo te hago la siguiente pregunta: ¿Macri, robó? Sí. Y no lo persiguen judicialmente. Hay dos personas que atentaron contra el patrimonio público, a una la juzgan y a otra no. Ahí hay un elemento distintivo. La otra vez escuché un reportaje a Bregman en el que le preguntaban si Cristina robó y contestaba “yo no puedo asegurar eso”.  Yo no voy a decir algo así porque las pruebas son categóricas. Andá a abrir la caja fuerte de mi hijo y no tiene cuatro millones de dólares. No tiene caja fuerte, tampoco, pero me explico. No podemos dejar que se desacredite la izquierda así, como pasó en muchos lugares del mundo.  Tenemos que ser una izquierda que luche, no una izquierda light.  No podemos ser condescendientes con el kirchnerismo.

Por eso quieren negociar dentro de la izquierda…

Estamos dispuestos a negociar para llegar a un acuerdo. La lista, los candidatos, todo eso se puede negociar. Las ideas,  la perspectiva, no.  Seamos honestos: no vamos a ganar la presidencia ahora, entonces ni siquiera estamos discutiendo quién va a ser el próximo presidente. Estamos discutiendo qué línea va a predominar. Si no, fijate lo que pasó en Chile. Ganó Boric y automáticamente perdió el referendum. Y puso como ministro de Economía al presidente del Banco Central de Piñera, que es por lo que la gente se había revelado. Militarizó la zona mapuche. Si la izquierda quiere llegar para hacer eso, no tiene sentido. Hubo una enorme revolución en Chile, yo estuve. Nosotros tenemos que estar preparados para algo de esa envergadura acá. ¿Por qué pasó en Chile, en Bolivia, en Perú y no va a pasar en la Argentina? ¿Porque somos campeones del mundo?

Y ustedes quieren hacerse cargo de eso.

Completamente. No va a ser Milei.

No, pero si post 2001 apareció el kirchnerismo, ¿por qué no sería el peronismo de nuevo?

El aporte que le hicimos nosotros a la izquierda fue avanzar sobre los barrios populares y construir políticamente en un lugar que la izquierda había abandonado. La izquierda no va a avanzar si no es conquistando a la parte más marginada de la población

Sobre la interna de Cambiemos, ¿les da lo mismo quién sea el candidato?

Ellos vienen de gobernar: fracasaron y ese fracaso los condiciona mucho. Entonces, lógicamente discuten cómo hacer para no fracasar de nuevo cuando vuelvan al gobierno. Obviamente, fracasar en sus términos, que no son los mismos que los nuestros. Entonces viene Bullrich y dice “para no fracasar, tenemos que hacer como Bolsonaro”. ¿Cómo terminó Bolsonaro…? Después viene Larreta y dice “no, esperá, si tenemos que hacer una reforma laboral, busquemos el apoyo del peronismo”. Pero Bullrich bien dice que el peronismo, de alguna manera, ya los apoyó durante el gobierno de Macri. Y sin embargo no pudieron. Es el debate de una fuerza que viene de gobernar y de fracasar. Quiere ver los métodos para llevar a cabo un programa que saben que va a generar descontento. Es un debate serio. Lo que discuten es gobernabilidad para llevar a cabo sus medidas, que van en contra del campo popular.

¿Puedo concluir que tu rival directo es Milei?

Con Milei disputamos el descontento, pero también disputamos con el peronismo la masa popular. Nosotros dijimos “queremos un nuevo movimiento popular pero con banderas socialistas”.  Históricamente en la Argentina el movimiento popular se identificó con la conciliación de clases, la tercera posición…eso no va más. El peronismo, hoy, es Massa: el FMI dándole órdenes y el tipo aplicándolas. Argentina necesita un nuevo movimiento popular que pueda superar los límites del pasado. Batallamos para eso. Milei quiere volver a los 90 (cuando también gobernaban los Kirchner). Nuestra gran pelea es contra un régimen que ha fracasado. Para nosotros, el fracaso es porque es una democracia de capitalistas, que gobierna para una minoría y está saqueando el país. Los “argentinos” en el exterior tienen 400 mil millones de dólares, un PBI entero. Es un país que ha sido saqueado. Con todo los gobiernos, ya es un sistema, no un partido en particular. Es lo que planteo en el libro que sale en marzo.

“No podemos ser una izquierda light”: Solano lanzó su candidatura con un mensaje para la interna del FIT