Si por algún motivo personal o por lógica política Mauricio Macri decidiera, a último momento, no competir por su reelección en 2019, Cambiemos habilitaría la nueva etapa que piden los decepcionados del círculo rojo. El nombre de María Eugenia Vidal volvería a sonar como un clamor y dentro del oficialismo podría abrirse un campo de disputa con Marcos Peña y Horacio Rodríguez Larreta, pero la gobernadora contaría con más adhesiones y chances para ir a pelear la contienda presidencial. Macri tendría una reemplazante de su espacio con posibilidades de superarlo en las urnas y la alianza gobernante podría alumbrar promesas que, en boca de su actual jefe, resultan difíciles de creer.

Si por algún motivo personal o por lógica política Cristina Fernández de Kirchner decidiera, finalmente, no postularse por tercera vez como candidata a Presidente, la oposición panperonista encontraría un motivo de unidad inmediato, aunque perdería a la figura que más adhesiones capta para la primera vuelta. CFK no tendría un delfín con posibilidades de superarla en votos, pero el PJ iría a una PASO en la que pelearían en mayor igualdad de condiciones todos los que hoy se anotan y los que no pueden, mientras la senadora arrase con las voluntades en la vereda de enfrente a Cambiemos. Algún acuerdo post-primarias entre todos los sectores permitiría, quizá, que el ganador sume todo.

Si, como dice Alberto Fernández, Cristina sigue creciendo en los sondeos y Comodoro Py ya registra el cambio de aire, no habría motivos para que desista de enfrentar a Macri. Los números que manejan en Unidad Ciudadana empiezan a detectar que, con el loop del ajuste y la recesión, CFK se beneficia de lo que antes favoreció a MM: el antioficialismo; ayer antikirchnerismo, hoy antimacrismo. Es el gobierno del Presidente el que tira abajo, cada día, el techo electoral de su antecesora.

Los números que manejan en Unidad Ciudadana empiezan a detectar que, con el loop del ajuste y la recesión, CFK se beneficia de lo que antes favoreció a MM: el antioficialismo; ayer antikirchnerismo, hoy antimacrismo.

Sin embargo, nadie puede estar seguro de que el ingeniero y la doctora vayan a enfrentarse en agosto, octubre y noviembre. Aunque quisiera terminar su mandato y dedicarse a otra cosa, Macri no puede decirlo ahora para no debilitarse a sí mismo y a su alianza. Tampoco podría autoexcluirse antes de tiempo Cristina, que pasó de ser considerada pasado a resaltar como culpable del riesgo país, por su vigencia como amenaza para el macrismo y sus aliados. Todo parece indicar que la ex presidenta será candidata, pero nadie -salvo ella- puede confirmarlo.

Habrá que esperar medio año, hasta el 22 de junio a la noche, para saber quiénes se enfrentan. Así lo piensan no pocos dentro del gobierno y de la oposición. Hasta entonces, la realidad económica y el cansancio social pueden acelerar los tiempos y forzar movimientos hoy imprevistos.

En el Banco Central, el primer mandamiento es mantener al dólar estable durante la prolongada campaña electoral que ya arranca en las provincias. La consigna es hija del susto que vivió en 2018 un gobierno que hoy respira porque no lo voltearon y repite todavía pálido que la inestabilidad destruye al país. Si no hay sobresaltos cuando los exportadores tengan que liquidar la cosecha, Brasil ayuda con su crecimiento y los mercados globales no tiemblan, entonces Cambiemos llegará a votar sin la presión de una nueva corrida.

Eso no quiere decir que el año asome como un paseo. Lo muestra el informe que cerró el viernes último la consultora de Marina Dal Poggetto, Eco Go, con proyecciones alejadas de las estimaciones oficiales. Titulado “2019 ¿Equilibrios múltiples?”, el trabajo prevé en un escenario base -con una economía que no mejore ni empeore- una caída del PBI de 2,5%, una inflación de 35% -con aporte del tarifazo de 4,5%-, un dólar de 50 pesos a fin de 2019 (devaluación de 32%), paritarias en torno a 35% y una tasa de interés de 58%. De acuerdo al informe, el desempleo llegará a 13% a fin del mandato de Macri: puede ser menos si la economía repunta, algo que recién está previsto para el tercer trimestre; puede ser más, si se reedita una crisis como la de 2018.

De acuerdo al informe de la consultora Eco Go, el desempleo llegará a 13% a fin del mandato de Macri: puede ser menos si la economía repunta, algo que recién está previsto para el tercer trimestre; puede ser más, si se reedita una crisis como la de 2018.

Sólo despuntan dos indicadores positivos para el año: la cosecha y el déficit de cuenta corriente que puede achicarse hasta US$17.000 millones de dólares por el combo devaluación y la recesión. En el mejor de los casos, el próximo presidente deberá hacerse cargo de un endeudamiento que se duplicó en el mandato de Macri. La deuda con el mercado -no la bruta- que alcanzaba a US$56.000 millones a fines de 2015 y que voló hasta US$132.000 millones a fines de 2017, se reduciría a US$105.000 millones a fines de 2019 (27% del PBI).

La consultora que fundó Miguel Bein ve la polarización más complicada para Macri y su gobierno. "En lugar de polarizar desde la expectativa como en 2015 o desde el éxito como en 2017, Cambiemos encara una polarización en medio de un acuerdo con el FMI que lo obliga a hacer un ajuste fiscal y monetario inédito”, dice y remarca que “si la economía no se recupera y aumenta la destrucción de empleo, la dirigencia opositora buscará el diálogo con CFK y habrá negociación con los gobernadores del PJ que ganen elecciones anticipadas”.

La incertidumbre política convivirá con una situación en la que el gobierno deberá lograr un “equilibrio muy fino” entre tasas, tipo de cambio, crecimiento, ajuste y relación deuda/PBI. Al ganador del balotaje le tocará renegociar la deuda o empezar a pagar los vencimientos. Un escenario que se resume sin eufemismos: “No hay ninguna economía que resista un escenario de stress similar donde se corta indefinidamente el crédito y deba cancelar deuda en términos netos”. Un campo minado que no invita a la aventura del poder y que obliga a pensar dos veces, antes de ser candidato.