El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, uno de los mandatarios considerados "traidores" por el presidente Javier Milei después del fracaso parlamentario de la Ley Ómnibus, aseguró este sábado que "hay que conocer las realidades" de las provincias" y sostuvo que "hablar desde atrás de un escritorio es fácil". Además, insistió en que "desde el primer momento" había manifestado que "no acompañaría" ciertos puntos de la meganormativa y se refirió al despido como secretaria de Minería de Flavia Royon: "Si el pecado es ser salteña y ser conocida mía, es lamentable que esto suceda".

En una entrevista con radio Mitre, Sáenz confesó que invitó al Gobierno nacional a que vaya "a conocer la situación que se vive en el norte argentino", porque muchas veces "hablar desde atrás de un escritorio es fácil, pero hay que conocer las realidades".  

Por otra parte, se refirió a las acusaciones de Milei: "No siento que sea así (traidor). Nosotros respaldamos y desde el primer momento he manifestado la voluntad de acompañar al Gobierno nacional y darle las herramientas necesarias".

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En la misma línea, afirmó que junto a otros mandatarios de las provincias mineras estaban haciendo una gira  "defendiendo esta ley", pero consideró que el proyecto no se debe tratar como "un cheque en blanco ni una escribanía", sino que hay que analizarlo. 

"Habíamos planteado desde el primer momento que había cosas que íbamos a acompañar y otras cosas que no. Los diputados tienen la obligación de analizarlo, no es un cheque en blanco ni una escribanía", remarcó.

En otro orden, el gobernador salteño aludió al cese de Royon, quien fue secretaría de Energía durante la última etapa del Gobierno de Alberto Fernández y fue ratificada en el cargo, en el área de Minería, cuando asumió la gestión libertaria.

"Si el pecado es ser salteña y ser conocida mía, es lamentable que esto suceda. Es una gran pérdida para el sector privado, porque se trata de una mujer absolutamente preparada, que no viene del ámbito político y fue convocada por sus cualidades", opinó.

Por último, Sáenz aseguró que mientras que desde el Gobierno provincial siempre estuvieron "abiertos al diálogo", lo único que recibieron de Nación fueron "ataques, agravios, descalificaciones e insultos".