El jurado popular del juicio contra Martín del Río por el asesinato de sus padres, José Enrique del Río y María Mercedes Alonso, encontró al imputado culpable, por lo que deberá enfrentar prisión perpetua por el parricidio. 

Poco antes de la deliberación que apenas duró 30 minutos, a puertas cerradas, el acusado se había desligado del crimen y pedido justicia: "Espero que esto se resuelva y saber quiénes son los responsables del asesinato de mis padres". Al cerrar su alegato, aseguró: "Soy completamente inocente, amo a mis padres y a mis hijos. Rezo por mis padres".

Con todo, los 12 miembros del tribunal popular lo hallaron responsable del delito de doble homicidio calificado por alevosía, por el vínculo, por el uso de arma y por ser "criminis causae". Le cabe una condena a cadena perpetua por el crimen concretado en una casa de Vicente López el 22 de agosto de 2022.

El último día del juicio, a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal N°7 de San Isidro, comenzó a las 11 con el desarrollo de los alegatos finales. El jurado de 12 integrantes, seis hombres y seis mujeres, fue el encargado de definir de forma unánime su culpabilidad. 

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Los encargados de determinar el destino de la causa se juntaron a deliberar pasadas las 19, luego de escuchar las instrucciones de la jueza María Cohelo, y antes de las 20 ya habían emitido su veredicto en la sala.

Durante el proceso, Del Río se declaró inocente y manifestó, entre lágrimas, que no podría haber matado a sus padres porque "los quería" y que su papá era como "un hermano y un amigo". Además, señaló que la causa en su contra era "injusta".

Cabe recordar que la primera detenida fue Nina Aquino, exempleada doméstica de la pareja asesinada. Estuvo encarcelada por 13 días, pero luego fue sobreseída por falta de pruebas. El lunes, cuando inició el juicio, prestó declaración y culpó al hijo del matrimonio del crimen.

La Justicia le apuntó a Del Río luego de identificarlo en una cámara de seguridad, caminando encapuchado en la cercanía a la casa del suceso. Los fiscales aseguraron que ingresó por el garaje y llevó a cabo "un plan que previamente había diagramado".

En cuanto al móvil, se considera que se debió a una frustrada operación inmobiliaria. El hijo había recibido de sus padres casi USD 2 millones para la compra de un piso en el edificio Chateau Libertador, del barrio porteño de Núñez, al cual se iban a mudar. Sin embargo, nunca concretó la operación.

Mónica Chirivín, una de las abogadas que conforman la defensa del presunto asesino, cree que "no hubo ningún móvil" para el crimen, y que el hecho de que hayan encontrado huellas de Martín del Río en la casa de los padres no tiene ninguna relevancia, ya que era el hijo. "Quisieron ubicar a Martín en la escena del hecho", aseguró la defensora.

Se presume que el día del parricidio, José Enrique, de 75 años y su esposa, María Mercedes, de 72 se iban a trasladar a su nuevo hogar. Ante el fracaso que se iban a llevar, y ante el posible descubrimiento de una serie de desmanejos financieros en los negocios familiares, Del Río los habría matado.