La madre de Matías Rosales, el joven neuquino de 35 años que fue asesinado el lunes pasado en la ciudad boliviana de Oruro, confirmó que el homicida de su hijo es un colombiano que ya está identificado y que es buscado por la Policía. 

“El colombiano que apuñaló a Matías se llama Jhon Félix”, aseguró Carina, la madre del argentino, en declaraciones a Río Negro Radio. “Fuimos en las últimas horas a la comisaría, pero no estaba el jefe de turno y no me pudieron dar más información”, destacó. 

Carina dijo que esperaba reunirse con autoridades de la Embajada argentina, a quienes les agradeció por haber estado en contacto con la familia “todo el tiempo” y por haberles dado alojamiento en Bolivia, tanto a ella como a Florencia, la novia de Matías. 

“En base a lo que me digan en la Embajada veremos cómo seguir”, indicó la mujer, quien dijo que denunciará al hospital que “no quiso atender” a su hijo cuando llegó herido de una puñalada. “Fue discriminado por ser argentino”, insistió.

Aseguró que Florencia, quien acompañaba a Matías en su viaje como mochileros, debió regresar a la comisaría al día siguiente para dar una versión ampliada de los hechos, porque los policías que la interrogaron tras el asesinato ni siquiera caratularon el acto “como declaración, sino como una entrevista”

“Fue muy pobre todo. Le hicieron unas pocas preguntas. ¡Fue un asesinato! Cabían muchos más interrogantes”, se quejó. 

En diálogo con la radio neuquina LU5, Florencia ratificó lo que Carina había denunciado hace unos días y contó más detalles del hecho. En ese sentido, explicó que Matías y el colombiano, a quienes ambos habían conocido ese mismo lunes, fueron a comprar una gaseosa y a los pocos minutos su novio regresó presionándose el pecho con la mano y reclamando el llamado a una ambulancia porque el hombre lo había apuñalado.

Florencia contó que la ambulancia tardó mucho tiempo en llegar, “entre 20 minutos y media hora”, y que el personal sanitario demostró muy poca predisposición para atender a Matías e incluso lo dejó en una camilla en la vereda del hospital. 

“Ninguno de los dos hombres que iban en la ambulancia lo asistieron. Yo fui la que le tomaba el pulso y le controlaba los signos vitales”, comentó. “Cuando apareció el médico, lo miró y me dijo que no lo iba a atender porque ya estaba muerto. Ni siquiera lo ingresaron en el hospital. Lo dejaron sobre una camilla en la vereda”, relató.