Muchos dirán que no hay correlación entre el periodismo deportivo y la política, que para qué mezclar peras con manzanas, pero lo cierto es que los actores políticos vienen cambiando. Los sindicatos y las centrales de trabajadores ya no son la única cantera de dirigentes, hoy se suman figuras capaces de agitar el avispero desde la radio, la televisión, el espectáculo y el deporte. Ese es el caso del rosarino Lewandowski, señor de trayectoria.

Es que entre pitos y flautas, fueron treinta y dos años los que le entregó al periodismo. Arrancó en agosto de 1986 en los estudios de Radio Nacional Rosario, poco después de que Diego Armando Maradona llevara a la Argentina a lo más alto. Buenos augurios trajo a Lewandowski la Copa del Mundo —la última que conseguimos, trate de no llorar, se lo pido—, que continuó su carrera como cronista en LT 8 Radio Rosario y LT 3 Radio Cerealista, y como comentarista en Radio Sport. A partir de 1998, quebró la localía y comenzó a cubrir como corresponsal a Rosario Central y Newells Old Boys para Radio La Red. A partir de 2009, fue parte de Fútbol para Todos, aquella política extinta de facto en 2015 porque nos hacía demasiado felices. Casi tanto como Lewandowski comentando la goleada germana a la verde amarela en el mundial del 2014.

La docencia en TEA en su ciudad y el pasaje a programas de información general como conductor llegaron solos. Comenzó a despuntar una vocación de la juventud, adormilada por el día a día y los ritmos futbolísticos. Dicen que a los 14 años leyó su primer libro de historia política argentina y quedó prendado. Le siguió la militancia, siempre en el peronismo, en la revista antigolpista Línea —“La voz de los que no tiene voz”, así versaba su slogan—  y en el centro de estudiantes del Politécnico, dependiente de la Universidad Nacional de Rosario.

La vocación macerada resultó en batacazo. Fue una sorpresa para María Eugenia Bielsa que le sugirieran el nombre “bien rosarino” de Marcelo Lewandowski para acompañar su proyecto. Fue otra sorpresa cuando en 2019 el periodista hincha del Charrúa le ganó por diez puntos a Mónica Fein, la ex intendenta del socialismo, después de ocho años al frente de la ciudad. La cara nueva de la política consiguió una banca en el Senado por el Departamento de Rosario ante un electorado que fue por el recambio y la promesa de gestión.

Desde entonces, Lewandowski no paró de presentar iniciativas,  muchas de ellas pertinentes a la conectividad y las energías renovables. En diciembre de 2020, la fractura en el bloque peronista presidido por Armando Traferri llevó a Marcelo a conformar el Bloque Lealtad junto a Alcides Calvo, Ricardo Kaufmann y Marcos Castelló —cantante del grupo Kaniche—, debido a “la diferencia de criterios al articular políticas públicas con el gobierno provincial encabezado por Omar Perotti”.

Con las elecciones de medio término a la vuelta de la esquina, y el vértigo del “gran partido” de las generales tampoco tan lejos, la idea es presentar en Santa Fe una alternativa en clave local, que lea y resuelva las realidades de sus coterráneos. Con la cabeza en el programa de 2023, Lewandowski afina el lápiz y apela a sumar nombres y apellidos frescos a las listas del 2021. “Estamos pensando en recrear un escenario oxigenante”, dicen en su entorno.

Padre de Ayrton y Nadia, Marcelo ama la música folclórica. De chico su madre lo llevaba a los entrenamientos de fútbol y a las clases de música. A los 11 años se recibió de profesor de acordeón a piano. Le sale bien la marcha peronista.