La gestora de la promesa albertista
Es improbable que Cecilia Nicolini cuando leyó los clásicos de la literatura rusa, se haya imaginado en Moscú como parte fundamental de una de las misiones más decisivas del Gobierno. Quizás por eso su mirada brilló ante el paisaje helado de la capital roja y volvió a brillar cuando un exministro de Cultura le regaló una versión en inglés de El maestro y Margarita, de Mikhail Bulgákov. Dicen que “está fascinada” con la lectura, en la que se mete apenas se hace un minuto entre negociaciones, reuniones, entrevistas y los gajes de maternar a distancia.
“Todo va en camino para que antes de Navidad lleguen las primeras vacunas”, dijo la voz de María Cecilia el pasado domingo al aire de Radio Rivadavia. Las palabras fueron en criollo pero bien podrían haber sido en cualquiera de los otros cuatro idiomas —sí, cuatro, señor— que maneja.
La asesora del Presidente, que integra el Consejo encabezado por Olmos, utilizó la línea directa con el móvil de Fernández para mantener a raya la ansiedad respecto de la llegada a nuestro país de las primeras 300 mil vacunas Sputnik V.
Desde lo lejos escuchó el ruido de las operaciones mediáticas pero no hubo cabida para que eso la desanimara. Al contrario. El trabajo sobrehumano de todos en el Instituto Gamaleya y en el Fondo Ruso de Inversión Directa, junto a la predisposición de Pablo Ceriani, presidente de Aerolíneas Argentinas, le ganaron a la malicia de los pasquines.
Trabajo en equipo
Cecilia no está sola en sus gestiones. Está con la Secretaria de Acceso a la Salud Carla Vizzoti, con quien generó y fortaleció el vínculo a través de todas las tareas que debieron llevar a cabo durante la pandemia. Nicolini coordinó la llegada de insumos sanitarios desde China y se cargó al hombro la reconversión de empresas textiles para la fabricación de camisolines y barbijos.
También se metió de lleno en el desarrollo de kits de detección y la fabricación de respiradores: no fueron en vano los años de laburo en tecnología e innovación en el MIT, en Massachusetts.
Vida nómade
Desde muy chica Cecilia acostumbra a cambiar de ciudad. Los Nicolini vivían en Castelar cuando ella nació, pero dos años después se reubicaron en Mar del Plata. Luego de su formación universitaria en Ciencia Política en la Universidad Católica, en el año 2007 ganó una beca para estudiar en Madrid. En el Instituto Universitario Ortega y Gasset consiguió una maestría en Comunicación política e institucional y en la IE Business School otra en Administración de Negocios.
También tuvo su paso por El Salvador, México y Canadá hasta aterrizar en Estados Unidos. Allí obtuvo un master en Administración Pública en Harvard Kennedy School of Government.
Con León, su pequeño hijo nacido en Boston y su compañero, un asturiano que dejó su trabajo para seguirla, Cecilia se repatrió para asumir después de muchos años de vivir afuera, de solo venir de visitas y disfrutar del teatro off con su hermana. Fue responsabilidad del chileno Marco Enríquez-Ominami, el fundador del Grupo de Puebla, el que la presentó al Presidente y la incorporó al foro progresista de políticos y académicos de la región como coordinadora.
Las políticas de género como prioridad
Junto a otras compañeras de alto rango en el Poder Ejecutivo, la magister conforma el grupo Mujeres Gobernando. Ministras, directoras, secretarias y subsecretarias, reunidas en el grupo de WhatsApp que Cecilia administra, piensan políticas de género para todas las áreas de gobierno y generan un espacio propio en compensación de aquellos en los que todavía no las incluyen, como los picaditos en Olivos.
Feminista, pañuelo y corazón verde, Nicolini presenció en Diputados el debate sobre aborto. Espera, como muchas, que este 29 de diciembre la añoranza se convierta en ley y en su regalo de cumpleaños. Mientras tanto, la capricorniana del ‘83 hoy vuelve de Rusia con las vacunas porque las promesas no se cumplen solas: se laburan.