De profe a ministro
Dos libros llevan su firma en la tapa -La enseñanza del deporte en la escuela y La política educativa durante el kirchnerismo- y, entre todas sus actividades, se dio el gusto de despuntar su costado periodístico. Junto a Luciana Rubinska, condujo “Desde el conocimiento” en C5N y Radio 10, un programa dedicado a la agenda educativa argentina.
Dejó la Santa Biblia de lado y cosechó. No solo elogios de los separatistas naranjas más ilustrados sino también palabras no precisamente halagadoras de parte de los monaguillos de zapatitos blancos del entorno del Gobierno. La mala noticia es que ninguna de las facciones hizo la tarea: si usted googlea Jaime Perczyk + Papa Francisco, lo puede constatar. Las fotos fueron tomadas en el marco de la audiencia organizada por el Instituto de Diálogo Interreligioso en Roma en 2019. Refrán sagrado: “En este país hay que dejar de sobreinterpretar por lo menos por dos años”.
Arribado luego de la golpiza en las primarias, y tras un consenso ciudadano sin grieta que bregaba por la renuncia de Nicolás Trotta —que la jugó de callado y nunca la puso a disposición—, el flamante Ministro de Educación de la Nación juró por la patria en el Museo del Bicentenario. Profesor de Educación Física egresado del Dickens en Parque Chacabuco y licenciado en Educación Física por la Universidad Nacional de Luján, el compañero “Jimmy” revirtió una vida de chanzas y prejuicios sobre él y sus colegas. La joggineta vengadora.
Deportista, sí, como otros que llegaron lejos en política. Fue parte del seleccionado de handball que en 1995, en Mar del Plata, logró una medalla de bronce en los Juegos Panamericanos. Quizás porque conoce de primera mano la importancia de los clubes deportivos como una herramienta básica de inclusión social, sumada a una evidente vocación política, su formación profesional es contínua. En 2010, se graduó como especialista en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Quilmes.
Jaime acumula décadas de actividad docente en todos los niveles —en ámbitos públicos y privados— y otra pila de años en funciones estatales de baja exposición. Con Filmus a la cabeza del Ministerio que ahora encabeza, ocupó cargos técnicos. Luego, entre 2007 y 2009, fue director nacional de Políticas Socioeducativas y los dos años siguientes, de la mano de su amigo y colega Alberto Sileoni, se convirtió en jefe de Asesores de Gabinete en la cartera de Educación. Reelecta Cristina, Perczyk fue designado secretario de Educación Nacional.
Cuando se vino la noche para el peronismo, Jimmy se quedó con la rectoría de la Universidad Nacional de Hurlingham, lo que explica las buenas migas con la dupla Zabaleta - Katopodis, la mesa chica del Presidente Fernández. Desde ahí profundizó en las pertinencias de política universitaria y, como referente, traccionó adhesiones para el peronismo, sobre todo desde el Consejo Interuniversitario Nacional, del que fue primero vice y después presidente, y desde donde le presentó batalla al ajuste presupuestario del macrismo. No es casual que con la victoria del Frente de Todos —lo que parece un siglo atrás— lo hayan puesto a la cabeza de la Secretaría de Políticas Universitarias.
Pragmático y con visión federal, su principal tarea es la de reparación. Lo conmueve el millón de estudiantes que desertaron durante la pandemia y se propone a ir tras ellos para volver a integrarlos al sistema educativo. Perczyk vio discontinuarse el plan Conectar Igualdad del que formó parte y cómo esto influyó en los planes de estudio de emergencia a los que forzó el COVID-19. En su momento, Jaime fue vice del directorio de Educ.Ar destinado a la formación docente.