Cuando Eduardo Moliné O’Connor fue destituido por el Senado por mal desempeño en 2003, el presidente Néstor Kirchner propuso a Elena Highton de Nolasco como su reemplazante en la Corte Suprema de Justicia. Asumió al año siguiente y, desde entonces hasta hoy –que informó su renuncia–, integró un Máximo Tribunal que fue testigo del vaivén político de los últimos 17 años.

Alberto Fernández fue quien presentó a Kirchner con la magistrada. El jefe de Gabinete, que en aquel momento la había conocido a través de la exministra de Justicia Marcela Losardo, oficializaba su designación y hoy, como jefe de Estado, recibió su renuncia en una carta fechada el 30 de septiembre. En las últimas semanas, Highton de Nolasco se sintió molesta por la falta de acuerdo para elegir las autoridades del tribunal y no participó de las elecciones internas en las que se definió a Horacio Rosatti como presidente y Carlos Rosenkrantz como vice de la Corte.

Paso a paso

Intensa lectora, de bajo perfil y católica, comenzó sus estudios en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde consiguió el diploma de honor en 1966. También fue alumna de la Universidad Torcuato Di Tella y la Harvard Law School. En 1973 ingresó al Poder Judicial recomendada por el ideólogo peronista Arturo Jauretche, que era el tío de su marido. Sin embargo, Highton de Nolasco siempre se definió lejana a la militancia política.

Tras sus primeros pasos en la Defensoría de Incapaces y Ausentes, se convirtió en 1979, en jueza de primera instancia en el fuero Civil y Comercial. Cinco años después, en 1994, fue ascendida a la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil. Mientras tanto, entremechó su labor como profesora titular en la Facultad de Derecho de la UBA.

Logros y manchas

Hasta hoy, Highton de Nolasco fue durante casi dos décadas una de las mujeres más importantes del país. Fue la primera en acceder al Máximo Tribunal –la fallecida Carmen Argibay había sido nombrada antes por Kirchner, pero su pliego fue aprobado un mes más tarde–. La especialista en mediación de 78 años, nacida en Lomas de Zamora, se caracterizó siempre por escasas declaraciones pero de alto impacto: en 2016 dijo que la población tenía una precepción de que la corrupción era mayor a la que realmente había en Argentina.

El último episodio en el que su mera presencia generó revuelo fue en el acto en el que el presidente Alberto Fernández presentó su proyecto de reforma judicial a fines de 2020. Highton de Nolasco fue la única ministra de la Corte Suprema que asistió al evento, en honor a la larga relación con el mandatario.

La jueza ya había excedido la edad permitida de 75 años para ejercer su cargo y había presentado un amparo para mantener su lugar, recurso que la administración de Mauricio Macri no apeló.

Pero además, en los últimos años fue una de las apuntadas por el progresismo por diversos motivos. Entre ellos, Highton de Nolasco aportó uno de los tres votos mayoritarios –junto al flamante presidente Rosatti y su vice Rosenkrantz– que habilitaron el beneficio del 2x1 para los genocidas en 2017.

También fue la principal opositora a la aplicación de la Ley Micaela en la Corte Suprema, iniciativa que impulsó la capacitación en materia de Género para los distintos estamentos del Estado; disconformidad que le valió un enfrentamiento directo con la actual ministra Elizabeth Gómez Alcorta.