Tomás Bidone fue a pasar las vacaciones a Villa Gesell y el 18 de enero de 2020 fue a celebrar con un amigo al boliche Le Brique donde terminó siendo testigo de la brutal golpiza que el grupo de rugbiers le dio a Fernando Báez Sosa y a raíz de la cual, lo mató.   

El joven recordó que vio la pelea dentro del local bailable aunque estaba lejos y no percibió quiénes eran, pero sí vio a Máximo Thomsen cuando la gente de seguridad lo redujo para luego sacarlo del boliche.   

Él también salió momentos después y vio algo que, al día de hoy, le provoca llanto: la golpiza que ese grupo de rugbiers le propinó a Fernando Báez Sosa.   

"Lo veo de frente, estaba Thomsen pegándole al chico que fallece. Recuerdo que le pega dos patadas en la cabeza, como puntinazos, luego lo agarra y le vuelve a dar dos o tres patadas", dijo en su relato el joven quebrado por el llanto e, incluso, la presidenta del Tribunal de juicio lo asistió diciendo que "se tomara su tiempo" para testificar.

El abogado querellante Fernando Burlando le preguntó si había un líder entre los rugbiers y el testigo dijo que era Thomsen el que "pegaba mucho, el más violento, iba de frente y ése es el que parecía ser el que más se la banca".   

"A Fernando le pegaron cuatro en principio", recordó y dijo que Ciro Pertossi fue también uno de los que lo agredió con "patadas en la costilla".   

Bidone no sólo describió la golpiza que recibió Báez Sosa sino también la que padecieron los amigos del joven asesinado de parte de Matías Benicelli, Lucas Pertossi o Ayrton Viollaz.   

Tras protagonizar el ataque, él le dijo a su amigo que se quería ir de Villa Gesell y solo se quedaron una noche más, tras lo cual se volvió a Buenos Aires.   

"Estaba shockeado y nervioso y ver eso y toda la situación después, estaba mal. Al prender la tele, escuché al padre de la víctima y avisé a mi mamá que iba a la fiscalía, que había visto todo", señaló.