Militantes vinculados al Estado Islámico mataron a 41 personas y secuestraron a otras seis en un ataque contra una escuela en el oeste de Uganda, cerca de la frontera con la República Democrática del Congo, informó el sábado el Ejército.   

"Nuestras fuerzas están persiguiendo al enemigo para rescatar a los secuestrados y destruir a este grupo", dijo el portavoz de Defensa, Felix Kulayigye, en Twitter.   

Los atacantes, del grupo rebelde Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), huyeron hacia el Parque Nacional de Virunga, en el Congo, según la policía.   

La fuerza sostuvo que ocho personas estaban en el hospital con heridas críticas tras el ataque en la Escuela Secundaria de Lhubirira en Mpondwe.   

La televisión privada NTV Uganda dijo en Twitter que el número de muertos ascendía a 41, mientras que el periódico estatal New Vision sostuvo que era de 42.   

New Vision afirmó que 39 de los fallecidos eran estudiantes, y que algunos murieron cuando los atacantes hicieron estallar una bomba en su huida.   

Ni la policía ni el Ejército dijeron cuántos de los muertos eran escolares. Los atacantes, que eran unos cinco, quemaron un dormitorio y saquearon comida, según ambas fuerzas.   

El general de división Dick Olum, comandante del Ejército para Uganda occidental, declaró que los atacantes habían permanecido en la ciudad dos días antes del ataque, marcando su objetivo. Agregó que un joven no identificado había ido a la escuela para planear las acciones.   

"Así fue como los atacantes llegaron y cerraron la puerta de los chicos. Los chicos intentaron defenderse, pero se vieron superados. Los atacantes habían encendido colchones", dijo Olum a periodistas de Mpondwe, según un video publicado en Twitter por el periódico Daily Monitor.   

"En el dormitorio de las niñas, encontraron la puerta abierta, de ahí que las mataran y las cortaran".   

Los rebeldes del ADF lanzaron su insurgencia contra el presidente Yoweri Museveni en la década de 1990 desde una base inicial en las montañas Rwenzori.   

El grupo fue derrotado en gran medida por el Ejército ugandés, pero los remanentes huyeron a través de la frontera hacia las vastas selvas del este del Congo, desde donde han mantenido su insurgencia, perpetrando ataques contra objetivos civiles y militares en ambos países.