El miércoles 25 de diciembre, un avión comercial de Azerbaiyán Airlines que se dirigía de Bakú a la ciudad rusa de Grozny solicitó aterrizar de emergencia cuando sobrevolaba el Mar Caspio. La aeronave se estrelló en Kazajistán y se prendió fuego, dejando así un saldo de 39 muertos. Desde ese momento, se sospecha que Rusia estuvo involucrado en el incidente. 

Si bien el presidente ruso, Vladimir Putin, no se hizo cargo directamente, llamó por teléfono a su homólogo azerí, Ilham Aliyev, para analiza "en detalle" lo sucedido con el avión estrellado. 

Putin admitió que el sistema antiaéreo ruso estaba activo cuando la aeronave intentaba aterrizar en Grozny y lamentó que el incidente haya sucedido en el espacio aéreo de su país.

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El mandatario ruso intentó explicar lo sucedido: "El avión azerbaiyano trató de aterrizar en el aeropuerto de Grozny. En ese mismo momento, las ciudades de Grozny, Mozdok y Vladikavkaz estaban siendo atacadas por drones de combate ucranianos, y el sistema de defensa aéreo ruso repelió los ataques". Sin embargo, no admitió abiertamente que hayan sido esos misiles los que impactaron la aeronave.

Desde el Kremlin publicaron un comunicado en línea a lo charlado por los mandatarios. "Vladimir Putin se disculpó por el trágico incidente ocurrido en el espacio aéreo ruso y una vez más expresó sus profundas y sinceras condolencias a las familias de las víctimas y deseó una pronta recuperación a los heridos", destacó la nota.

Más allá de las declaraciones del presidente, desde Azerbaiyán y Estados Unidos creen que Rusia estuvo involucrado en el incidente. El ministro de Transporte azerí, Rashad Nabiyev, declaró que "todos los sobrevivientes sin excepción dijeron que escucharon tres detonaciones cuando el avión sobrevolaba Grozny".

Además, el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, informó sin mucho detalle: "Hemos detectado algunos indicios que apuntan a la posibilidad de que el avión pudo ser derribado por sistemas de defensa aérea rusos".