El jefe de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Volker Turk, condenó este viernes la ejecución de un preso con gas nitrógeno en Estados Unidos y lo comparó con la "tortura".

La pena de muerte es incompatible con el derecho fundamental a la vida. Insto a todos los Estados a que establezcan una moratoria sobre su uso, como paso hacia la abolición universal”, sostuvo el alto comisionado sobre el “degradante” método aplicado el pasado jueves en Alabama a Kenneth Smith, un asesino convicto.

Además, testigos aseguraron que se trató de un procedimiento “cruel”, que causó “convulsiones” y “temblores violentos” por falta de oxígeno, en un episodio que duró casi media hora.

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Según el periodista Marty Roney, del medio local Montgomery Advertiser, Smith “se retorció” hasta que “los ojos se le pusieron blancos”.

En sus últimas palabras, el entonces convicto había manifestado que este método de ejecución significaría “un paso hacia atrás” por la brutalidad del acto: “Me voy con amor, paz y luz”.

El propio Smith estaba condenado a cumplir la pena de muerte desde 1996, debido al asesinato por encargo de Elizabeth Senett, ocurrido en 1988 y a pedido del marido de la victima.

De esta manera, el gas nitrógeno fue utilizado por primera vez para la pena capital, luego de que la última innovación en esta área fuera la aplicación de las inyecciones letales, implementadas en 1982 en Estados Unidos.