En medio de la escalada de hostilidad entre los 27 países de la Unión Europea, luego de las elecciones parlamentarias que concretaron un aumento de los votos a favor de las derechas y un clima de inestabilidad, el papa Francisco aseguró que "es evidente que en el mundo de hoy la democracia no goza de buena salud". 

En el marco de la Semana Social de los católicos en la norteña localidad italiana de Trieste, el Sumo Pontífice planteó: "Esto nos interesa y nos preocupa porque está en juego el bien del hombre y nada que es humano nos puede ser extraño". 

"La crisis de la democracia es como un corazón infartado. Cada vez que alguien es marginado, todo el cuerpo social sufre", insistió. A lo que agregó: "La cultura del descarte diseña una ciudad donde no hay lugar para los pobres, los recién nacidos, las personas frágiles y los enfermos, los niños las mujeres, los jóvenes y viejos".

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Por otra parte, afirmó que "la democracia es tal si se dan las condiciones para expresarse y participar". Además, criticó la falta de condiciones "para que todos se puedan expresar y participar" y enfatizó en su preocupación por el número de gente que se expresó en las urnas. 

A su vez, el Papa dijo que "la participación no se improvisa" y que debe ser "adiestrada" con sentido crítico respecto a la tentación ideológica y populista. 

En otro tramos de su discurso, y cuando se desarrolla también en Francia una elección tras el triunfo de la derecha, subrayó que "la indiferencia es el cáncer de la democracia". "Todos deben sentirse parte de un proyecto de comunidad: nadie debe sentirse inútil. El asistencialismo es enemigo de la democracia, del amor al prójimo y ciertas formas son una hipodresia social", remarcó. 

Antes de finalizar, Francisco bajó un mensaje de paz, en el que sostuvo que las personas deben estar unidas, "sin miedo, abiertas en los valores humanos y cristianos". Además instó a defender siempre "la dignidad humana", ya que sentención: "Con esto no se juega"