A 96 horas de finalizada la elección presidencial en Estados Unidos, recién hoy el candidato demócrata Joe Biden superó los 270 electores necesarios para poder proclamarse ganador en una contienda contra el actual mandatario, Donald Trump, que quedará en la historia.

En un recuento agónico producido por la enorme cantidad de votos por correo, el exvice de Obama remontó la diferencia en Pensilvania y se anotó los 20 electores de estado para lograr definitivamente el triunfo.

Aún quedan por definir el destino de los delegados de Carolina del Norte, Georgia, Alaska y Nevada. Sin embargo, esos resultados ya no puede torcer un resultado que fue sumamente cuestionado y disputado por el presidente norteamericano.

Trump buscó demorar por todas las vías posibles frenar el recuento de los votos al ver que la tendencia llevaría a la mayoría al demócrata y amenaza con presentaciones legales ante la Corte Suprema. Tras conocerse el resultado de Pensilvania, el mandatario emitió un comunicado donde aseguró que “la elección está lejos de haber finalizado”.

“Todos sabemos por qué Joe Biden se apresura a hacerse pasar falsamente por el ganador, y por qué sus aliados mediáticos se esfuerzan tanto en ayudarle: no quieren que la verdad sea expuesta. El simple hecho es que esta elección está lejos de haber terminado”, indicó Trump en un comunicado emitido por su campaña.

De continuar esa actitud y no aceptar el veredicto de las urnas, el presidente estadounidense podría sumir a los Estados Unidos en una crisis institucional de alcance inimaginable. De todas maneras, a pesar de la conformación conservadora que tiene actualmente el máximo Tribunal norteamericano, difícilmente habilite el reclamo de Trump que quedó lejos de la victoria en varios estados claves.

Al conocerse los resultados de Pensilvania, miles y miles de partidarios de Biden se volcaron a las calles para celebrar la victoria en ciudades como Nueva York, Washington y Filadelfia. En Miami, manifestantes a favor de Trump denuncian fraude y tuvieron momentos de tensión con los votantes demócratas.

Aún sorteando las dificultades institucionales que presenta una transición con un mandatario como el magnate republicano, Biden deberá afrontar el hecho aún más complejo de un país profundamente polarizado y con una base social para nada menor que comparte los postulados radicales de Trump.

Allí estuvo dirigido su primer mensaje como presidente electo: "Tenemos un duro trabajo por delante, pero les prometo algo. Seré el presidente de todos los americanos", afirmó. Esto no es solo discursivo: si bien los dems ratificaron su mayoría en la Cámara de Representantes, probablemente enfrente una mayoría republicana en el Senado que puede bloquear el naciente gobierno.

A nivel del mapa global y regional, el cambio de gobierno tendrá un impacto indudable. No desde el punto de vista de solucionar problemas ya estructurales de la economía mundial como la competencia y enfrentamiento con China u otros Estados, pero sí en términos de políticas de cooperación y entendimiento con los "aliados naturales" de Washington, comenzando por la Unión Europea.

Tras una semana que tuvo en vilo a la comunidad internacional, comienza una nueva etapa en la política norteamericana. Y en el mundo, claro.