El papa Francisco realizó este domingo en Bélgica un llamado de atención sobre las agresiones sexuales en la Iglesia y, tras pedir a los obispos que "no encubran los abusos y condenen a los abusadores", advirtió que "el mal debe ser puesto al descubierto". A su vez, abogó por un alto al fuego en el Líbano

Durante una misa celebrada en el estadio "Rey Balduino" en Bruselas, el Sumo Pontífice reveló que en una reunión que mantuvo el viernes con víctimas de estos delitos sintió "su sufrimiento como abusados" y subrayó: "En la Iglesia hay lugar para todos. Pero todos serán juzgados".

A continuación, aclaró que "no hay lugar para el abuso" ni para "el encubrimiento", y reclamó: "Les pido a todos que no encubran el abuso, les pido a los obispos que no encubran los abusos y condenen a los abusadores".

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"Pensamos en lo que ocurre cuando los pequeños son escandalizados, heridos, maltratados por quienes deberían cuidarlos, en las heridas de dolor e impotencia en primer lugar en las víctimas, pero también en sus familias y en la comunidad", señaló.

En este sentido, sostuvo que "el mal debe ser puesto al descubierto y que el abusador sea juzgado, aunque se trate de un laico, una laica o un obispo", e insistió a los prelados: "Condenen a los abusadores y ayúdenlos a curarse de esta enfermedad del abuso".

Luego, el Papa rezó el ángelus, en el que pidió "un inmediato" alto al fuego en el Líbano -bombardeado por el Ejército de Israel- y, tras asegurar que sigue "con dolor y preocupación el alargamiento y la intensificación del conflicto", alertó: "Esta guerra tiene efectos devastadores sobre la población".

"Demasiadas personas siguen muriendo cada día en Oriente Medio", cuestionó el Sumo Pontífice antes de reclamar "a todas las partes un alto el fuego inmediato en el Líbano, Gaza, en el resto de Palestina, en Israel, y que sean liberados los rehenes y se permita la ayuda humanitaria".