El Papa superó la crisis bronquial que había empeorado su estado de salud el pasado viernes, pasó una buena noche el domingo y este lunes se pronunció contra el neoliberalismo y las desregulaciones desde el hospital en Roma en el que lleva 18 días internado.

A pesar del pronóstico reservado, el Sumo Pontífice hizo llegar sus reflexiones a los participantes de la asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida, que se reúne en estos días en un seminario titulado "¿Fin del mundo? Crisis, responsabilidad y esperanzas".

Francisco apuntó a la "policrisis" y evocó la "dramaticidad de la coyuntura histórica que estamos viviendo", al mencionar las guerras, alertar sobre el cambio climático, los problemas energéticos, las epidemias y la innovación tecnológica. "El entrelazamiento de estas cuestiones críticas, que afectan simultáneamente diferentes dimensiones de la vida, nos lleva a cuestionarnos sobre el destino del mundo y nuestra comprensión del mismo", postuló desde un mensaje datado y fechado en el policlínico Gemelli, donde se encuentra hospitalizado desde el pasado 14 de febrero debido a una bronquitis que derivó en una neumonía bilateral con complicaciones.

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En este sentido, el Papa consideró oportuno "examinar más detenidamente" la resistencia "al cambio" y ejemplificó: "Pensemos en la pandemia de Covid: la hemos ‘desperdiciado’, por así decirlo; podríamos haber trabajado más profundamente en la transformación de las conciencias y de las prácticas sociales".

"El tema de la escucha es decisivo. Es una de las palabras clave de todo el proceso sinodal que hemos iniciado y que ahora se encuentra en su fase de implementación. Apoyar una desregulación planetaria utilitarista y neoliberal significa imponer la ley del más fuerte como única regla. Es una ley que deshumaniza", completó en relación con la nueva ola de la ultraderecha en auge en varias partes del mundo, en la que se encuadra el gobierno de Javier Milei.

Respecto a su salud, el vocero del católico, Matteo Bruni, hizo saber que el Papa "descansó bien toda la noche" e informó que "se despertó, desayunó y sigue con su terapia", dado que aún sigue recibiendo oxígeno suplementario de alto flujo a través de un tubo nasal.

La crisis que sufrió el último viernes hizo temer una nueva infección pulmonar, pero finalmente no se registraron indicios de que esto fuera así. La estabilidad se prolongó al domingo, cuando el líder de la Iglesia católica recibió en su habitación al cardenal italiano Pietro Parolin y su segundo, el arzobispo Edgar Peña Parra.