Los proyectos económicos de los principales candidatos presidenciales constituyen uno de los ejes centrales a la hora de elegir, y cada uno de ellos responde a una escuela diferente. Sergio Massa se referencia en economistas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), mientras que Patricia Bullrich se basa en el plan ideado por técnicos del Instituto Ieral de la Fundación Mediterránea y Javier Milei en las propuestas de la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (CEMA).

Pero, ¿cómo sintetiza cada uno de estos tres aspirantes a la Casa Rosada esas diversas corrientes económicas? Y cómo planean poner en práctica sus teorías.

Massa y la reindustrialización

Uno de los pilares de Massa, aspirante a presidente por Unión por la Patria (UxP), es la sustitución de importaciones para fomentar la reindustrialización del país. Para tal fin, el actual ministro de Economía de la Nación tiene como idearios de su programa a figuras que siguen las enseñanzas de Raúl Prebisch, quien junto a Hans Singer demostró que la demanda de productos manufacturados crece de forma más acelerada que la de materias primas.

La idea central es avanzar en la industrialización tanto de la producción primaria -pilar de la Argentina- como de la generación de conocimiento y bienes fabriles, buscando que se genere en el país el valor agregado suficiente para zanjar la brecha que existe actualmente entre el costo promedio de lo que compra al exterior y lo que vende internacionalmente. 

Según Massa, “la economía argentina será más fuerte cuando exporte en valor tonelada más de lo que importa”. “Actualmente importamos por USD 1.200 y exportamos por USD 500”, precisó durante una exposición pública. 

En este sentido, el proyecto del candidato oficialista implica promover el desarrollo de la industria local, las pequeñas y medianas empresas (pymes), la inserción laboral en empleos de calidad y el control estatal sobre el comercio exterior. Entre sus principales propuestas figuran como ítems básicos el orden fiscal, el superávit comercial, la competitividad cambiaria y el desarrollo con inclusión.

Para lograr estos objetivos, el referente de UxP se propone resolver la falta de dólares que perjudican la actividad de los importadores, como así también el pago de deudas empresariales y el ahorro de la población. Además, busca desarrollar los planes hidrocarburíferos en Vaca Muerta y la explotación minera en el norte del país, parte fundamental de la fuente de ingresos que prevén para los años venideros.

En lo referido al orden fiscal, Massa propone ampliar la recaudación del Estado, mientras que en torno a la cuestión cambiaria rechaza la dolarización de la economía y advierte que abandonar el cepo llevará tiempo.

En cuanto al desarrollo con inclusión, fundamental para la normalización de la economía, el candidato oficialista ha hecho suya la demanda central de su base electoral, que es la recomposición del ingreso de los trabajadores. Para ello, Massa apuesta a una alianza con el sector industrial y sindical con el objetivo de sostener el empleo y mejorar los índices de informalidad.

Bullrich y el bimonetarismo

Por su parte, Bullrich, la candidata de Juntos por el Cambio (JxC), adoptó el programa económico elaborado por la Fundación Mediterránea, entre cuyos nombres resuena el de Carlos Melconian, a quien la aspirante a la presidencia presentó como su eventual ministro de Economía en caso de ganar las elecciones. Los ejes de su plan son la estabilidad macroeconómica, la reforma del sector público y la reorganización del sector privado.

Para lograr el primer punto del programa se implementarían una serie de medidas que incluyen la modificación del régimen cambiario y el establecimiento de una economía bimonetaria, en la que convivan pesos y dólares con el Banco Central como máxima autoridad.

La otra medida macro de Bullrich apunta a reducir el déficit a entre 3,5 y 4 puntos del producto bruto interno (PBI), lo que implicará la quita gradual de subsidios económicos y la reducción de contratos y de gastos ministeriales.

En cuanto al cepo al dólar y la corrección del tipo de cambio, cerca de Melconian mantienen la cautela al sostener que “habrá que ver cuál es el atraso cambiario y las reservas que existirán en el Banco Central” luego de la finalización de la actual gestión.

Respecto a la corrección de las tarifas de los servicios públicos, el plan económico que implementaría Bullrich profundizaría esta medida, aunque con la promesa de mantener la tarifa social para los sectores más vulnerables.

Por su parte, el segundo ítem del plan, que propone una reforma del sector público, incluirá una revisión de los contratos de ferrocarriles, cuyo sector de carga podría ser privatizado. La excepción a la privatización de empresas públicas sería la petrolera YPF.

En cuanto a los trabajadores, en voz baja se advierte que Melconian piensa achicar en un 25% la estructura de la administración pública nacional. Esto conlleva reducir la cantidad de ministerios, secretarías, subsecretarías y direcciones y reordenar el organigrama.

Además, habría una reforma previsional con un programa de pensión universal al adulto mayor en reemplazo de las moratorias, a la vez que se buscará subir la edad jubilatoria y se irá hacia la eliminación de los regímenes especiales previsionales.

La reorganización del sector privado de la propuesta de Bullrich, implica una reforma laboral que, para los economistas mediterráneos, los empleadores ya han realizado de hecho al dar trabajo no registrado o por medio de la tercerización. En tanto, para los productores que venden al exterior se terminará con las prohibiciones a las exportaciones y la retención producto de la brecha cambiaria.

Milei, dolarización y después

Finalmente, el programa económico de Milei, el candidato presidencial de La Libertad Avanza, se afianza en la promesa electoral más resonante y polémica: la dolarización de la economía. El plan general se basa en las propuestas de la Universidad del CEMA, cuyo fundador y asesor del líder libertario, Carlos Rodríguez, fue viceministro de Economía durante la segunda presidencia de Carlos Menem.

En tanto, Roque Fernández fue quien estuvo en ese momento a cargo de la cartera económica, luego de la salida de Domingo Cavallo, y es otro de los asesores del libertario y referente del espacio.

En la década de 1990, Menem supo rodearse de los economistas a los que se identificaba como los “Chicago boys”, por adscribir a las tesis de la Universidad privada de Chicago y a la convicción de que la economía de mercado es inherentemente estable y que las crisis se producen por el resultado de una intervención inadecuada y errónea del Estado. En ese sentido, se presentaban como críticos y antagonistas de los economistas que defendían posiciones keynesianas, más ligadas a un Estado presente como regulador mercantil.

De allí surge que la figura del Premio Nobel, Milton Friedman, defensor del libre mercado, constituya el referente más importante de los profesionales que enseñan en el CEMA y, en muchas veces sus teorías aparezcan defendidas por Milei.

Al igual que Menem en los ’90, quien achicó el Estado al mínimo al asegurar que las crisis y depresiones financieras eran producto de su intervención en el mercado, Milei apunta a recortar el gasto público estatal y a privatizar “las empresas públicas deficitarias”, según sostiene su propia plataforma electoral.

Como parte de la privatización, el candidato libertario anticipó que arancelaría las prestaciones de salud, como así también la educación, al proponer un “sistema de vouchers cheque educativo”.