La Reserva Federal de Estados Unidos, conocida como Fed, redujo este miércoles el rango de su tasa de interés un 0,5% o 50 puntos básicos, en lo que fue el primer recorte desde marzo de 2020, lo que podría impactar en mercados emergentes como el argentino.

Este cambio en la política monetaria del país norteamericano llegó tras una serie de subas realizadas desde 2022 para tratar de contener la inflación luego de la pandemia de covid-19. En este marco, desde julio de 2023 las tasas de referencia se ubicaban entre el 5,25% y el 5,5% anual, el nivel más alto en los últimos 22 años.

Con la decisión de este miércoles, el banco central estadounidense, presidido por Jerome Powell, redujo dicho rango al 4,75% a 5%. Se espera que esto baje los costos de endeudamiento en esa nación, como así también que genere beneficios, por ejemplo, en el sector agrícola argentino.

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"El comité ha adquirido mayor confianza en que la inflación se está moviendo de forma sostenible hacia el 2%, y considera que los riesgos para alcanzar sus objetivos de empleo e inflación están más o menos equilibrados", señalaron a través de un comunicado los responsables monetarios de la entidad, cuya gobernadora, Michelle Bowman, expresó su disidencia ya que abogaba por un recorte de menor tenor (0,25%).

Además, los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed prevén que la tasa de referencia del banco central caiga otro medio punto porcentual a fines de este año, un 1% en 2025 y un último 0,5% en 2026, para terminar en un rango del 2,75% al 3,00% anual.

Esto podría impactar en la economía argentina por diversos factores. En primer lugar, una tasa de referencia estadounidense más baja implica un debilitamiento del dólar a nivel global, ya que desincentiva el flujo de capitales hacia Estados Unidos, que buscarían mayor rentabilidad fuera de ese sistema financiero. En consecuencia, los países emergentes cuyos bonos ofrecen rendimientos más altos podrían captar fondos de inversión para su economía.

A su vez, una moneda estadounidense débil generaría un impulso en los precios de los commodities o materias primas como la soja, permitiendo mejores cotizaciones para los principales productos exportables de la Argentina.

Finalmente, el financiamiento de la deuda sería más accesible y la obtención de dólares conllevaría un menor costo financiero, en un contexto en el que la economía local está necesitada de divisas y el Gobierno busca insertar al país en el mercado internacional de crédito.