En los últimos días del año la atención del oficialismo estará centrada en los movimientos del riesgo país, actualmente en 832 puntos básicos, el más alto de la región con excepción de Venezuela. A pesar de los numerosos activos con los que el Gobierno intentó captar a los inversores -Lebac, Letes, Botes, Leliq y Lecaps, por mencionar algunos- el dólar finalizará el 2018 como la inversión más rentable del año.

A pesar del feriado local, el riesgo país argentino medido en los mercados internacionales aumentó el lunes 2,1%, lo que significó un salto de 17 unidades respecto al cierre del viernes pasado. Tampoco cedieron en los últimos días los seguros contra un default de deuda soberana (CDS), también encima de los 800 puntos, que funcionan como una póliza para los acreedores en caso de que Argentina no cumpla con las obligaciones de deuda. En concreto, los mercados no confían en que el país pueda sostener sus cuentas financieras sin renegociar su deuda o entrar en default.

El préstamo de 57 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional tiene un artículo que sostiene que Argentina puede elegir si aceptar o no cada una de las cuotas. Al momento de presentar el acuerdo, las autoridades de ambos lados habían subrayado este ítem como elemental. Hoy es imposible que la administración de Macri no ejecute cada cuota en tiempo y forma. Incluso ya hay dudas de que el empréstito cubra la totalidad de las necesidades financieras del 2019, algo que se daba por descontado.

El mal año del Mercado de Valores argentino (Merval), que cerrará el 2018 por debajo de los 29 mil puntos, seis mil puntos debajo de enero de este año, está en sintonía con el resto de los papeles. El cóctel de activos argentinos, tanto en pesos como en dólares, fue víctima de un cimbronazo acentuado por la exposición al contexto internacional que gestó la actual administración.

El déficit financiero, que incluye el pago de intereses de la deuda, por su parte, suma u$s1.915 millones. Según el balance cambiario del Banco Central, la salida de dólares bajo este concepto se catapultó en los últimos meses: u$s390 millones en septiembre, u$s980 millones en octubre y u$s1.261 millones en noviembre.

Si las predicciones del presupuesto y el FMI se cumplieran, aún queda algo de luz al final del túnel incluso para los años posteriores al 2019, cuando se acaben las cuotas del organismo internacional y Argentina tenga que devolver cuanto pidió prestado más intereses. Los requisitos de ese escenario de convergencia fiscal y financiera son varios años seguidos de crecimiento sostenido de la actividad económica (en los que todo el excedente fiscal haga frente al déficit financiero), que hoy yace casi en los mismos valores que los del 2011.

Pero los mercados no son tan optimistas como el tándem de Christine Lagarde y Mauricio Macri. La ecuación les arroja que Argentina necesita cosecha récord, explotación sin precedentes de Vaca Muerta, un escenario internacional favorable para las economías emergentes y también suman que no debería aparecer otra causa como la de los cuadernos de Oscar Centeno, que golpeó en seco la obra pública. Si la búsqueda del Gobierno se centra en recuperar la confianza de los mercados, la mira estará en puesta en mostrar que puede pagar los intereses de deuda más allá del 2019, apuesta atada al crecimiento sostenido de la economía.