Emisión, fuga de capitales y exceso de demanda: por qué no podemos bajar el dólar
Antes de comenzar, aclaremos algo: el dólar no sube ni baja en ningún país del mundo. Lo que sube o baja (respecto al dólar) es la moneda local. El dólar es simplemente un parámetro para medir el valor de nuestras monedas.
¿Que hace variar el valor de las monedas? Varios factores, todos relacionados con la confianza en la política económica y monetaria llevada a cabo por el gobierno de turno.
Por ejemplo, si un gobierno gasta más de lo que debería, y recurre a la impresión de billetes para pagar las cuentas, esos billetes representarán cada vez un valor menor expresado en dólares (u otra moneda de referencia). Porque imprimir billetes para paliar el déficit, es una forma de solventar los gastos del soberano, algo que normalmente genera inflación.
Cuando el gobierno imprime billetes, aumenta la cantidad de los mismos en la calle. Pero esto no significa que hay más riqueza en la economía local, solo significa que hay más billetes. Y respondiendo a los principios básicos de la economía, cuando la oferta supera a la demanda, el precio del bien tiende a valer menos.
En esa situación, la gente dice que “subió el dólar". Pero no, en realidad, bajó nuestra moneda.
Igualmente, no todo se debe a un proceso de expansión monetaria. Debido a la crisis del coronavirus y sus efectos en las economías y finanzas mundiales, actualmente hay un proceso de dolarización que no sucede sólo en Argentina. Los pequeños y grandes inversores ven con temor sus depósitos de valor y por eso deciden colocarse en activos más seguros o libres de riesgos. La salida de capitales es muy fuerte en todos los países emergentes y tiene entre sus consecuencias la devaluación de las monedas.
A todo este proceso de flujos de capitales tendiente a activos seguros, debemos sumar que Argentina actualmente está atravesando un proceso de reestructuración de deuda, lo cual potencia la devaluación del peso debido a que existe incertidumbre respecto a qué camino tomará este proceso.
La tasa de interés
Se trata de una variable elemental que también debemos sumar a nuestro análisis. Esta tasa no es otra cosa que el precio del dinero. Mientras más alta la tasa, más caro el dinero y menor cantidad hay. Actualmente en Argentina estamos en un proceso diferente, específicamente teniendo tasas reales negativas con respecto a la inflación. Esto cumple la función de desalentamiento del ahorro privado, para volcar todos estos billetes al consumo económico o, lo que en realidad sucede, a la compra de dólares, disparando el precio del mismo por un exceso de demanda.
Lo que estos últimos meses vimos, desde el comienzo de la pandemia, fue una retracción de capitales en búsqueda de activos más seguros. Por supuesto, aquellos denominados en dólares, están en mejor posición. Los bonos del tesoro americanos tienen un mejor rendimiento que los de otras economías con nivel de riesgo similar. Mientras los bonos del tesoro de Inglaterra rentan al 0,48%, los de Alemania al - 0,56%, y los de Japón - 0,21%; los bonos del tesoro americano ofrecen 1,74%.
En momentos de tensión importantes como el ocurrido con la decisión de China, simplemente los flujos de capital van en búsqueda de menor riesgo, algo que Estados Unidos puede brindar al tiempo que garantiza una mejor rentabilidad que otras economías.
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¿Qué podemos hacer para “bajar” el precio del dólar?
Para responder esto, es necesario entender que Argentina no puede emitir dólares, como sí hace con el peso. Por ende, la única forma de generar la divisa internacional es a través de ventas al exterior o exportaciones. Algo obvio sería pensar: “bueno, exportemos más entonces”. Y sí, esa sería la respuesta correcta.
Las intervenciones estatales en el proceso de comercialización internacional, no hacen otra cosa que entorpecer el proceso de compra-venta de bienes/servicios exportables y por ende, disminuir la capacidad del país para ingresar divisas. Al no ingresar divisas, el dólar escasea, por ende tiende a “subir” su precio en comparación del peso.
Pongamos un ejemplo, desde el 2019 a través del decreto 609 y de la comunicación A del BCRA 6770, los cobros de las exportaciones de servicios deberán ser ingresados y liquidados en el mercado local de cambios en un plazo no mayor a los cinco días hábiles, contados a partir de la fecha de cobro o de deposito. Además de esto, por cada dólar que cobra el exportador del servicio, debe tributar hasta $4, pagar Impuestos a las Ganancias y demás cuestiones fiscales. Al hacer esto, el Estado solo desincentiva la exportación de servicios y su posibilidad de ingreso de divisas internacionales.
El problema más importante que enfrenta el mercado ahora, se debe a la decisión política de implementar el cepo. Es sabido desde los primeros años de cualquier carrera económica, que establecer precios máximos o mínimos o un tipo de cambio fijo para una divisa, termina generando la aparición de un mercado paralelo y/o mercado negro. Estos mercados, atento al exceso de demanda que posee el mercado oficial, vende los bienes con una brecha extremadamente más alta que el precio establecido.
Ante este contexto, con el establecimiento del cepo y un precio fijo del dólar, aparecieron dólares paralelos, como el dólar contado con liquidación, el dólar blue, el dólar solidario, entre otros. La diferencia entre el precio del dólar que compra/vende el Estado, y el precio del dólar que compra/vende el mercado es de hasta un 70% ¿Por qué se da esto? Justamente, por la escasez que el propio Estado, a través del BCRA, impulsa con la implementación del cepo. El mercado te permite comprar la cantidad de dólares que quieras, pero pagando más caro.
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En economía, cómo en todo, tenemos soluciones que nos permiten obtener resultados a corto o largo plazo. Argentina viene experimentando hace varias décadas consecutivas, decisiones que solo brindan resultados a corto plazo. La situación actual, es resultado de eso. Para poder realizar una verdadera apreciación del peso, cuya derivada directa sea un mejor posicionamiento ante el dólar, debemos tomar decisiones a largo plazo, entendiendo que para esto se necesitan modificaciones en las políticas macroeconómicas, laborales, fiscales y legales, entre otras.
A fin de cuenta, lo que necesitamos es producir y vender más al exterior, para ingresar más divisas. Todo lo que permita facilitar eso, ayudará a “bajar” el precio del dólar.