Programadores, diseñadores, investigadores, periodistas, traductores, analistas de marketing digital: son algunas de las profesiones a las que se dedican miles de personas que cada día exportan sus servicios a alguna empresa en el extranjero. Son trabajos que se pueden realizar desde cualquier punto del mundo con el mero acceso a una computadora e internet. Sus ingresos van desde los 1.500 hasta los 4.000 o 5.000 dólares mensuales en algunos casos.

Se trata de un universo de más de 500 mil argentinos que, como cobran en divisa extranjera, deben liquidarla cada vez que ingresa al país. El problema para muchos se encuentra en que deben hacerlo a la cotización oficial, de poco más de $100, lo que significa una pérdida real respecto de la cotización paralela que a esta altura ya supera los $200. Por eso, se ha convertido en una práctica recurrente la de dejar el dinero afuera –en cuentas bancarias o billeteras virtuales de otros países– para en algún momento traerlo en forma física y oculto. O también, la de convertirlo a criptomonedas para ingresarlo sin que pierda valor.

Donde hay una necesidad, nace un nuevo dólar

El Banco Central estudia hace semanas la creación de un nuevo tipo de cambio especial para las personas físicas exportadoras de servicios y más cercano a la cotización paralela, con el objetivo de fomentar la liquidación de divisas en el sector. Una medida que podría implicar para el Estado un importante ingreso de dólares que hoy quedan fuera de las fronteras argentinas.

La semana próxima, con las elecciones atrás, se volverá a reunir una mesa conjunta entre el BCRA, AFIP y los ministerios de Economía y de Desarrollo Productivo en donde se analiza este tema –entre otros–. En el organismo que dirige Miguel Pesce confirmaron a este medio que se está investigando la medida pero que aún “no está para aprobarse”. Por su parte, la subsecretaria de Economía del Conocimiento María Apólito dijo: “Estamos viendo alternativas. Hay varias opciones en la mesa”. Por lo pronto, se habla de un límite máximo de 5.000 dólares por persona para cada liquidación mensual bajo lo que sería el nuevo tipo de cambio.

Banco Central de la República Argentina.
Banco Central de la República Argentina.

Desde el BCRA afirman que están “preocupados, porque cuando esa gente que trabaja en negro el día de mañana quiere comprar algún bien durable, como un auto o un departamento, no puede explicar el servicio que exportan y tienen que hacer compras que son muy extrañas; entonces, termina teniendo problemas con la UIF”. En ese sentido, aseguran: “Queremos darle una salida a ese problema”.

Apólito contó a El Canciller que “puede tratarse incluso de un paquete más integral y que la decisión tenga que ver con todos los actores: desde grandes empresas exportadoras a monotributistas independientes o más pequeños”. Asimismo, agregó: “Se está viendo la opción de generar algún incentivo diferencial a los que exportan”.

La brecha que beneficia a los poderosos

Lo cierto es que hay empresas que no quieren que la medida salga. Los gigantes del software como Globant y Accenture, o grandes compañías como MercadoLibre –que incluso reciben subsidios y eximiciones impositivas por parte del Estado para fomentar la industria a la que pertenecen– exportan sus servicios al dólar oficial y le pagan el salario a sus empleados en pesos. Un sueldo que ha quedado profundamente devaluado a nivel global y, por lo tanto, “barato” para los ojos del resto del mundo. Por eso, si el Gobierno permitiera al freelancer liquidar sus dólares a una cotización más elevada –y más próxima a la paralela–, las empresas locales deberían pagarle a sus trabajadores casi el doble para ofrecer sueldos competitivos en un mercado laboral internacionalizado.

El lobby de los gigantes de la exportación de servicios pone toda su maquinaria a disposición de que la brecha entre el tipo de cambio libre y el valor al cual deben cambiar sus dólares los argentinos que trabajan de forma independiente siga beneficiándolos. Por contrario, la aparición de un nuevo dólar los obligaría a duplicar lo que ellos consideran “costos” laborales.