En medio de la crisis económica más aguda que atraviesa el país desde que Mauricio Macri llegó al poder, el Banco Central se adjudicó un pequeño triunfo al renovar el total de las Lebacs que ofreció, valuadas en $150.000 millones, durante una intensa jornada de martes.

Si bien vencían $400.000 millones en carácter de letras de la entidad, por orden de Luis Caputo $150.000 millones volvieron a entrar a la economía y, los $100.000 restantes, en posesión de los bancos, podrán ingresar a Letras de Liquidez (Leliq) a siete dias o a Notas del Banco Central (Nobac) a un año de plazo. 

El alivio lo consiguió fijando una tasa del 45% anual para las letras de menor plazo -28 días-, porcentaje homónimo que utilizó para pagar las letras de plazo superior -91 días-, mientras que para las de vencimiento a 63 días implementó una tasa del 44,99%.

El objetivo a corto plazo era evitar una nueva corrida cambiaria. Para eso, la estrategia fue aumentar el aumento de los encajes en los bancos -para que así las entidades del sistema absorban $100.000 millones- y licitar Letras de Capitalización (Lecap) con tasas del 4% para enero de 2019 y 3,45% a un año.

En este sentido, la autoridad monetaria realizó adicionalmente una fuerte intervención -subastó US$ 261 millones- sobre la divisa norteamericana, que, pese a conservar su tendencia alcista, incrementó apenas 10 centavos, cerrando el día a $40,5 para la venta.

Así, el Gobierno cumplió con la solicitud del Fondo Monetario Internacional, orientada a disolver la bola de letras originada por Federico Sturzenegger, y salió ileso de un nuevo supermartes. No obstante, deberá seguir tutelando el precio del dólar, estipulado en cotizar $40,10 (promedio) a finales de 2019. Algo que hoy parece una verdadera quimera.