Pese a que el discurso oficial sigue teniendo un tinte optimista de cara a 2019, los números que publica el INDEC empañan la imagen de un Gobierno que ya se resignó a guiarse por indicadores económicos. 

El organismo de Estadísticas y Censos mostró una caída del 7,5% interanual en el estimador mensual de actividad económica (EMAE) de noviembre de 2018 y una baja del 2,3% frente a octubre.

Las ramas de actividad con mayor incidencia en la contracción interanual del EMAE fueron Comercio, con una caída del 17%; Industria, con el 12,6% y; Construcción, con el 11,4%, que son paradójicamente tres de los ejes con mayor incidencia en la economía nacional.

Esta caída representa la contracción más alta desde la asunción del presidente Mauricio Macri en 2015 y la más alta también desde 2009, después de la crisis internacional producto del desplome del Lehman Brothers que causó una recesión entre 2008 y 2009. 

En los primeros once meses de 2018 la producción de bienes y servicios disminuyó un 2,2%, superando las proyecciones del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que estimó una contracción del 2%. 

Estos indicadores adelantan dos escenarios negativos para la Argentina. El primero, el de una caída para diciembre, con lo que la contracción anual podría superar el pronóstico del Ejecutivo. Y el segundo, un comienzo de año difìcil para la economía, que se convertiría en un palo en la rueda para la carrera presidencial.