Aunque varios inversores y analistas financieros festejan la primavera de los mercados en la que navega Cambiemos desde que empezó el año, el ex ministro Domingo Cavallo ratificó su advertencia de la semana pasada, en la que sostuvo que es probable un nuevo salto del dólar, pero esta vez con apuesta redoblada: "Una nueva corrida cambiaria se llevaría puesto a todo el Gobierno".

Para quien fue ministro de Carlos Menem y Fernando de la Rúa, la intervención en el mercado de divisas por parte del Banco Central no puede estar limitada a u$s 50 millones. En cambio, la autoridad monetaria debería ponerle una meta al tipo de cambio e intervenir en ese sentido con la cantidad de dólares necesarios, para mostrar fortaleza.

Cavallo: "Quiero ayudar a prevenir una crisis monetaria"

Cavallo señala que la intervención del Banco Central, cuando el dólar perfora la franja superior de la zona de no intervención cambiaria, es la mejor herramienta para controlar la divisa. Según el economista, las intervenciones "en puchitos” podrían catapultar no sólo a Guido Sandleris del BCRA, sino al Gobierno de la Casa Rosada.

"En ese caso, le pasaría a Sandleris lo que le ocurrió a Sturzenegger, que al intervenir de a puchitos y no fijarse un tipo de cambio como meta, terminó no pudiendo frenar la corrida cambiaria. Si eso ocurriera, ¿el único efecto sería la renuncia de Sandleris? Yo me temo que se llevaría puesto a todo el gobierno. ¡Ojalá nunca ocurra!”, explicó; y agregó: "El rechazo teórico a la intervención por compra y venta de divisas en el mercado cambiario es una consecuencia de razonar sobre la economía argentina como si fuera una economía uni-monetaria en la que el dólar se utiliza sólo para las transacciones comerciales internacionales y los pagos al exterior”.

Me temo que otra corrida cambiaria se llevaría puesto a todo el gobierno.

 

Para Cavallo, la economía argentina sigue siendo muy vulnerable a una nueva corrida cambiaria, "probablemente aún más de lo que era en la época de Sturzenegger”. Aunque por ahora los mercados sonríen con los números del comienzo de año, dan por descontado que la incertidumbre electoral se reflejará en la economía. ¿Puede haber otra corrida?