“Dicho simplemente: la elección del presidente Macri cambió todo”. Juez Thomas Griesa.

Apenas se conoció el extravagante fallo del juez Griesa a favor de los fondos buitre, Mauricio Macri declaró: "Ahora hay que ir, sentarse en lo del juez y hacer lo que diga". Para el entonces Jefe de Gobierno porteño, el país no tenía margen para seguir negociando y "si nosotros llegamos a quedar en default, se acaba cualquier ingreso de dinero por mucho tiempo y eso va a traer mucha destrucción del empleo".

Apenas asumió como Presidente, cumplió con aquel mandato y decidió el inmediato pago según las exigencias de los acreedores e incluso un poco más. Los US$9.300 millones que Argentina pagó en efectivo en aquel entonces no abrieron la puerta a la tan inminente como esquiva lluvia de inversiones. Aunque tampoco impidieron la destrucción de empleo. Digamos todo.

Los US$9.300 millones que Argentina pagó en efectivo no abrieron la puerta a la tan inminente como esquiva lluvia de inversiones. Aunque tampoco impidieron la destrucción de empleo.

Hace unos días, durante la reinauguración de un frigorífico, Macri explicó: "Sé que a muchos les está costando, pero éste es el camino", dando a entender que el camino es que le cueste a muchos, y pidió que "no haya más prepotencia ni comportamientos mafiosos" porque "eso les caga la vida a todos" y sostuvo que una de esas "mafias" es "la industria de los juicios laborales".

El líder de la derecha moderna, en chupines y zapatillas, continúa así una noble tradición de denuncia contra los abogados laboralistas, aunque sin la pasión de otras épocas. Recordemos que la dictadura cívico-militar hizo desaparecer al carancho Norberto Centeno y a varios de sus colegas durante lo que se conoció como La Noche de las Corbatas, seguramente para evitar que le siguieran "cagando la vida a los otros".

Centeno fue el autor fundamental de la ley de contrato de trabajo en septiembre de 1974, modificada durante la dictadura, el menemismo y la Alianza -con la famosa Ley Banelco- y que Cambiemos también busca acomodar a sus intereses.

El líder de la derecha moderna, en chupines y zapatillas, continúa así una noble tradición de denuncia contra los abogados laboralistas.

Los abogados que consiguieron que el juez Griesa fallara a favor de los fondos buitre merecen no sólo el respeto de nuestro Presidente, sino su inmediato acatamiento a la sentencia. Los abogados que defienden los derechos más elementales de los trabajadores frente a despidos abusivos o accidentes de trabajo, en cambio, son tratados de caranchos.

Sería difícil contar con una declaración de principios más honesta.