El desafío de sepultar un año negro y convencer a los decepcionados
Se termina el año negro para el oficialismo con recesión, inflación descontrolada, despidos y el regreso al FMI. Para colmo, se cierra con dos clásicos de la gestión cambiemita: Macri de vacaciones y aumentos para todos.
El presidente descansa en el sur. Mientras tanto, un Marcos Peña revitalizado se hace cargo del gobierno. Cabe recordar que el Jefe de Gabinete tuvo un año para el olvido. Varias veces estuvo en el ojo de la tormenta y al borde de ser eyectado de su cargo. No obstante, luego de un periodo en el freezer, vuelve a la primera plana.
En este marco, el oficialismo tomó la decisión de anunciar todos los aumentos un par de días antes de fin de año. El objetivo es concentrar todas las malas noticias mientras los argentinos se encuentran un poco más relajados y distraídos. Qué trucazo.
Según los anuncios subirán los precios del transporte, luz y gas. Los aumentos se reflejarán gradualmente desde enero hasta mayo. En algunos casos, los precios subirán hasta un 55%. Una jugada arriesgada en un año electoral.
En este sentido, parece que Macri ya abandonó definitivamente su lucha contra la inflación y la campaña electoral, a raíz de los pocos logros alcanzados, apuntará solamente a la polarización con el pasado kirchnerista.
Macri ya abandonó definitivamente su lucha contra la inflación y la campaña electoral apuntará solamente a la polarización con el pasado kirchnerista.
La pregunta que muchos analistas se hacen es si eso bastará para conseguir la reelección. Extrañamente, y a pesar de todas las malas noticias en el plano económico y social, Macri todavía mantiene chances de ir por su segundo mandato. Sin ir más lejos, varias encuestas lo ponen como victorioso en todos los escenarios de balotaje. Pero no dejan de ser encuestas, y todavía falta mucho.
Entre aceitunas y partidos de golf, Macri sabe que se viene un año complicado. Los aumentos anunciados pueden elevar aún más el malestar social.
Gran parte de la sociedad se siente decepcionada: la clase media por los incesantes tarifazos, los liberales ex aliados del gobierno por el impuesto a la renta financiera, los empresarios por las altas tasas que impiden cualquier tipo de inversión o desarrollo, ni siquiera a los hinchas de Boca les dio una alegría dándoles la Copa Libertadores que tanto soñaban.
Para sumarle más conflictividad, dentro de la propia alianza de gobierno reina el descontento. Una pésima noticia para Macri en un año electoral. Los radicales se sienten sin lugar, por ende, reclamarán mayor espacio en las listas. En la misma sintonía se encuentra Elisa Carrió quien siempre tiene a mano el portazo para amenazar al presidente que sabe que su sostén es fundamental para Cambiemos. La ruptura siempre está latente pero Macri confía en que el rechazo al pasado será mucho más fuerte y los mantendrá unidos.
Se termina un año difícil para el gobierno y para todos los argentinos. El 2019 estará marcado por el ritmo electoral. El oficialismo intentará por todos los medios salir de la agenda económica e imponer la vieja y confiable polarización que le otorgue una victoria en octubre ¿o noviembre?
Sin embargo, a la hora de votar el bolsillo siempre tira. La oposición es consciente de esto e irá a fondo a pegarle a un modelo económico que fracasó estrepitósamente.
Compren pochoclos, que el 2019 promete ser un año para alquilar balcones, pero solo si tienen garantía en Capital y pagan dos meses de adelanto y uno de depósito.