Es toda una decisión política. El Gobierno, claro, tiene más para perder que para ganar con esta medida un tanto tribunera. Incluso cuando ya son más los que se acostumbraron a ver las tribunas de enfrente vacías en lugar de escuchar cánticos distintos y observar otros colores.

La idea es clara: el ministerio de Seguridad propone la vuelta de los hinchas visitantes luego del Mundial de Rusia, después de cuatro años de prohibición (con algunas excepciones en el torneo local y en otros casos en el certamen continental).

El gran interrogante surge de inmediato: ¿estamos preparados los argentinos para tener hinchas de otros clubes en un estadio? ¿está la seguridad preparada para volver a albergar nuevamente a clubes de los dos equipos? ¿se bancarán los hinchas locales esperar entre 30 minutos y una hora para salir de la cancha una vez terminado el partido? ¿y la barrabrava?

La idea del Gobierno es anunciar el 10 de diciembre el regreso de los visitantes a los estadios

Y se puede seguir. El problema de las preguntas sin respuestas provoca desconcierto. Inevitablemente, el argumento más cómodo, pero a su vez terrenal es decir que hay más para perder que para ganar con una decisión que no cambiará el paradigma del fútbol. Ni tampoco se asoma como una gran jugada política.

River, Boca, Newell´s y Central jugarían solo con hinchas locales en su estadio

En lo concreto, la decisión es que cada institución defina si quiere recibir hinchas visitantes o no. Algunos ya contestaron por la negativa y a favor de un negocio que los favorece, que es tener solo a los hinchas locales. ¿Quiénes? River, Boca, Newell´s y Rosario Central; aunque sus hinchas sí podrían ir a otros estadios.

El 10 de diciembre es la fecha elegida para que se anuncie “el gran regreso de los visitantes” en el fútbol argentino. Claro que el color, el fervor y el folklore del fútbol embellecen a nuestro fútbol. Pero al menos por ahora parece ser una medida algo apresurada y otro tanto, también, innecesaria.