Infancia, récords y un último sueño por cumplir: Luis Scola, historia viva del deporte argentino
El abrazo final con Emanuel Ginóbili quedará para la eternidad. Aquella imágen bien puede ser una síntesis de las últimas dos décadas del básquetbol argentino. Mientras tanto, Luis Scola continúa tildando objetivos cumplidos en su cuenta de Twitter. Tras 20 años de presencias ininterrumpidas con la Selección nacional, buscará ante España tachar el último sueño que le queda por cumplir: ser campeón mundial.
Conoció el básquet a través de su padre, que viajaba por todo el país para disputar torneos. Un día, su familia colocó un aro en el garaje de su casa de Martín Coronado, que lo cautivó por completo. En Argentina, picar una pelota de básquet en la vereda durante la década del 80' era algo infrecuente.
Se inició en el club Ciudad de Buenos Aires, a los siete años. A los 13 pasó a Ferro, donde León Najnudel, padre fundador de la Liga nacional, lo hizo debutar en Primera con solo 15 años.
Pese a que se ausentó en el viaje de egresados, concretó el deseo de sus padres, quienes le insistieron para que terminara la secundaria.
A principios de la década del 90', cuando todavía la televisión por cable era un fenómeno para pocos, Scola se las ingeniaba para ver la NBA a través de videos. "Comprábamos cintas que alguien había adquirido en los Estados Unidos y luego vendía en Argentina", contó en un artículo que escribió para The Players Tribune.
Al cumplir 18 años, se fue a vivir solo a España. La primera temporada significó uno de los momentos más importantes de su vida. Maduró de golpe y forjó la personalidad que hoy lo caracteriza. El Gijón y el Tau Cerámica -donde los hinchas lo adoptaron como ídolo- fueron sus plataformas para lograr el salto a los Estados Unidos.
En 2007, tras dos lustros en el Viejo Continente, el ala pivote arribó a los Houston Rockets. No se imaginaba, en ese entonces, que se convertiría en el jugador argentino que más camisetas vistió en la mejor liga del planeta: Phoenix Suns, Indiana Pacers, Toronto Raptors y Brooklyn Nets, hasta que en 2017 decidió emigrar a China.
Último representante de la generación más gloriosa en la historia del deporte nacional, desde que debutó en la Selección Mayor -en el Sudamericano de Bahía Blanca de 1999- comprendió cuál era su lugar en el mundo. "El básquetbol me ha llevado por todos lados. Tuve muchos momentos de orgullo en la NBA, pero cuando hablo de mi carrera por encima de todo está el oro en Atenas 2004", sentenció en el texto autobiográfico que publicó.
Algunos récords sirven para enmarcar una trayectoria de ensueño. El domingo, alcanzará los 41 partidos en Mundiales e igualará la marca del brasileño Ubiratán Pereira Maciel como los basquetbolistas con más presencias en la Copa del Mundo. En esta competencia, es el más ganador -32 triunfos en 40 presentaciones-, el máximo rebotero -270- y el segundo con mayor cantidad de puntos -708, por detrás del brasileño Óscar Smith, que sumó 906-. Además, fue abanderado olímpico en los Juegos de Río de Janeiro 2016.
Más allá de su vigencia, el estado físico que muestra Scola en el Mundial de China, después de más de cuatro meses sin partidos oficiales, sorprende.
Fiel a su estricta metodología del esfuerzo, se internó durante 14 semanas en su campo de Castelli para realizar una preparación previa a los entrenamientos que realizó el equipo, en conjunto, de cara a los Panamericanos de Lima. Su dieta constaba de 16 horas de ayuno y ocho de ingesta de sólidos.
"Scola es el líder y el capitán de esta selección, y el esfuerzo que ha hecho para ponerse bien fisicamente a los 39 años es tremendo", afirmó ante El Canciller el ex pivot Gabriel Fernández, que se retiró del conjunto albiceleste en 2006. "Lo conseguido por el equipo está a la altura de lo que se hizo en 2002 [Argentina fue finalista en el Mundial de Indianápolis] o más también. Pero creo que cuando él no esté, el grupo va a seguir peleando, lo va a reemplazar", consideró.
"Mi compromiso es hasta el Mundial. Después podré jugar o podré no jugar. Mi compromiso es hasta ahí", declaró Luifa tras la consagración en los Panamericanos.
Mientras algunos sueñan con verlo en Tokio 2020, a este romance le queda, como mínimo, un capítulo más.