Como ya es una costumbre en el fútbol argentino, serios disturbios se produjeron este sábado en el Cilindro de Avellaneda, habilitado por los dirigentes de Racing para que miles de hinchas pudieran ver a través de pantallas gigantes la final de la Copa Sudamericana que la Academia disputó -y ganó- en Asunción ante el brasileño Cruzeiro.

Los incidentes comenzaron cuando la Policía cerró los ingresos una vez que la multitud colmó la capacidad del escenario deportivo.

Sin embargo, las fuerzas de seguridad se vieron desbordadas por las decenas de simpatizantes que, ante la imposibilidad de entrar, saltaron las vallas e intentaron hacerlo a como diera lugar. Hubo corridas y forcejeos, y algunas personas sufrieron heridas leves.

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Rápidamente se desplegó el Cuerpo de Policía Montada para intentar dispersar a los fanáticos. "Falló la organización", señaló una hincha notoriamente molesta en diálogo con TN. "Siempre pasa lo mismo en este país", exclamó otra.

En Avellaneda, la dirigencia de Racing colocó tres pantallas dentro del estadio para que el cotejo se pudiera observar desde todas las tribunas. 

La Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte (Aprevide) había sancionado al club por el recibimiento que realizaron los hinchas en el partido de vuelta de la semifinal de la Sudamericana ante el brasileño Corinthians.

Luego de un pedido de la directiva racinguista, el organismo de seguridad levantó la medida y le permitió a la institución albergar a sus fanáticos en uno de los días más importantes de su historia.