A cinco años de la muerte de Grondona: anécdotas inéditas y un legado imborrable
Cinco años pasaron de aquella lluviosa mañana del miércoles 30 de julio de 2014. A los 82 años, por una insuficiencia cardíaca que le produjo un aneurisma en la aorta, falleció Julio Humberto Grondona, el dirigente más emblemático en la historia del fútbol argentino. Fundó el club Arsenal en 1956 y desde ese entonces hilvanó 58 años como presidente. Arribó a la AFA en 1979, impulsado por el general Carlos Lacoste en plena dictadura militar, y se perpetuó en el cargo hasta su fallecimiento.
De conducción personalista, bajo su mandato la Selección Argentina ganó un Mundial, en México 1986, dos Copa América (1991 y 1993), dos medallas doradas en los Juegos Olímpicos (2004 y 2008) y seis Mundiales Sub 20 (1979, 1995, 1997, 2001, 2005 y 2007). Además, se construyó el Complejo de Ezeiza, un lugar de entrenamiento y concentración de jerarquía mundial que hoy lleva su nombre.
El Canciller se comunicó con tres dirigentes contemporáneos a su gestión, quienes opinaron sobre un hombre que marcó una época en el país, y hasta se dio el lujo de crear una doctrina: la del "todo pasa".
Miguel Silva, vicepresidente de Arsenal y secretario de AFA y Conmebol durante la era Grondona, analizó las aristas de su ininterrumpida presidencia.
"El fútbol argentino pasó a ser marca registrada y sus jugadores, muy cotizados. En el ámbito local se federalizó el futbol como nunca había sucedido y se desintegró la prevalencia deportiva entre clubes grandes y chicos. Todos tenían posibilidades de campeonar. Fue un líder carismático que supo ser el garante de la armonía y la buena convivencia entre todas las partes del futbol y hacia afuera", consideró.
Pese a las diferencias que pudieran haber tenido con la polémica administración que ejerció, todos coinciden en la igualdad y el respeto que Grondona les brindaba a todas las ligas, clubes y dirigentes. Así lo indicó Ernesto Cherquis Bialo en una columna que ofició de homenaje en Infobae, el año pasado. "La cultura que dejó tras 35 años en AFA tiene simpleza: atender a todos por teléfono o personalmente, pero atender a todos…".
Enrique Merelas, presidente de El Porvenir, excoordinador de las selecciones juveniles -obtuvo 5 Mundiales Sub 20, fue la persona que llevó a José Pekerman a la AFA- e íntimo amigo del extinto mandatario, contó que todos los sábados va a visitar su lápida en el cementerio de Avellaneda y aseguró: "No habrá nadie igual como él".
Nació el 18 de septiembre de 1931 en La Plata y a los 20 años, a raíz de una grave enfermedad que aquejaba a su padre, debió abandonar la carrera de Ingeniería para hacerse cargo de la ferretería Lombardi-Grondona, la insignia familiar que nunca abandonó.
Previo a desembarcar en la entidad rectora del fútbol argentino gobernó Arsenal e Independiente. En 1988, fue catapultado al Comité Ejecutivo de la FIFA. Como vicepresidente, secundó a Joao Havelange y a Joseph Blatter, hasta el momento de su muerte.
Un expresidente de un club grande, que pidió mantener su anonimato, detalló cómo hizo Grondona para edificar su hegemonía.
"Todos los presidentes que llegaban al poder, pretendían cambiarlo. Pero se las arreglaba para quedarse. Con los militares a través de Lacoste, con los radicales que lo consideraban radical por su vieja afiliación, con Menem a través de Noray Nakis, -que era amigo de Gostanián, íntimo del riojano- y con Cristina Kirchner para sacarle al Grupo Clarín el Fútbol Para Todos", puntualizó.
Y reveló: "Todos decían que era radical, pero no lo era. Se autodefinía como 'conservador', como su padre. Sin embargo, en alguna oportunidad le alquiló los socios de Arsenal a la UCR para votar en una interna de Balbín contra Alfonsín. De ahí que se decía que era radical".
Este mismo dirigente, retirado de la gestión fútbolística, relató cómo establecía Grondona el vínculo con sus pares.
"A los presidentes los atendía primero en su oficina. Después en su estación de servicio de Sarandí. Y cuando los conocía bien, los invitaba a su casa de Puerto Madero. El lugar reflejaba el grado de confianza que les otorgaba", explicó, en tanto afirmó que la mayor tranquilidad del expresidente de AFA era cuando viajaba a la sede de la FIFA, dado que no tenía que atender a todos los directivos que lo buscaban permanentemente para pedirle algún favor.
Desde su fallecimiento, dias después del subcampeonato mundial en Brasil, AFA vivenció situaciones insólitas. Asumió Luis Segura, entonces vicepresidente, y con él llegó a la Selección Gerardo Martino, en reemplazo de Alejandro Sabella. A fines del 2015, se produjo el papelón de la votación que terminó 38-38 entre Segura y Tinelli.
Martino dijo adiós en 2016 dada la anarquía imperante y los Olímpicos de Río los tuvo que dirigir, de manera intempestiva, Julio Olarticoechea, mientras la FIFA designaba a una Comisión Normalizadora para poner órden en nuestro fútbol. Esta semana, los miembros de aquella cúpula dirigencial -presidía Armando Pérez- fueron citados a declarar por una millonaria deuda con AFIP. Esa comitiva escogió a Edgardo Bauza para comandar al conjunto nacional, quien fue cesanteado en abril de 2017 apenas tomó las riendas -vía democrática- Claudio Chiqui Tapia, que nombró a Jorge Sampaoli, echado tras el fracaso en el Mundial de Rusia 2018.
Asumió Lionel Scaloni, de manera interina, aunque de a poco se abrazó al puesto, en el que hoy quedó confirmado para las Eliminatorias de cara a Qatar 2022. Hace unos días, Tapia fue despedido por Conmebol de su cargo estratégico en FIFA.
Silva y Merelas, sin embargo, ponderan la actual administración. "Luego de duelos y turbulencias, los dirigentes supieron estabilizar AFA", sostiene el vicepresidente del Arse. El titular del Porve coincide: "El presidente que está le va a dar mucho al fútbol. Es un hombre del ascenso, conoce bien cómo gobernar. A veces no se les dan las cosas, pero están trabajando muy bien".
A cinco años de su partida, Grondona se mantiene omnipresente. Los manejos oscuros que implementó mientras estaba en el poder le habrían valido una gira por tribunales locales e internacionales en el escándalo del FIFAGate, desatado en mayo de 2015. Su último legado deportivo fue el lamentable torneo de 30 equipos. Todavía hacen malabares en Superliga para retornar al viejo sistema.
El expresidente que le confió a este medio íntimas anécdotas de Grondona, concluye: "Todos creían que era un caudillo a la antigua. De esos que atienden a todos los clubes, los llamados grandes y los mal denominados 'chicos'. Él decía: 'Los clubes grandes sirven para los medios porque los hace vender más periódicos o a los canales que les permiten tener más rating. Pero para mí, cada club vale lo mismo, un voto. Los presidentes de los clubes grandes aspiran a ingresar a la política nacional. Yo no. Ya soy el número dos del mundo. ¡Y si hablara inglés…!".